Aquella tarde de marzo nos
invitaron a visitar unas instalaciones, ya abandonadas, de lo que había sido un
frigorífico de carne ovina; estaba ubicado sobre la costa de la bahía, en
Puerto San Julián. La falta de oportunidades para efectuar excursiones hacia otros
bellos paisajes, nos hizo aceptar el convite.
Este frigorífico era autosustentable y exportaba el resultado de la total manufacturación del ganado ovino patagónico; desde su muelle se embarcaban los productos, por intermedio de un lanchón con su respectivo remolcador, hasta los barcos fondeados en mar abierto.
Aquellas instalaciones
industriales estaban completamente desiertas, tanto como todo el entorno, hasta
donde diera la vista; de hecho, no vimos a nadie durante todo ese recorrido.
Si bien la parte
edilicia aparentaba encontrarse en perfecto estado de conservación, bastaba
acercarse un poco a las estructuras, paredes, o aberturas, para notar el paso
del tiempo y el abandono.
Al pasearnos por el
primer piso, la zona del matadero, sentí un nudo en la garganta, al ver la eficiencia
mortal de los diferentes puestos en tal línea de producción...
En los talleres
mecánicos, ubicados en un galpón intacto, al que aún no habían robado las
chapas de zinc, pudimos apreciar a las maquinas herramienta engrasadas y
protegidas contra la corrosión; se las preservaba para una reapertura, que
jamás llegaría.
Según me comentaron los
lugareños, en esas instalaciones se filmaron escenas de "La Patagonia
rebelde", donde aparecían las calderas enormes.
En el espacio donde
funcionó la oficina, existía una enorme bóveda que, por las características de
su puerta, era la caja de caudales. Tirados por el piso estaban esparcidos
diversos papeles de vieja data; algunos que recogí eran del año 1917.
El personal ocupaba
diferentes alojamientos; los dormitorios más humildes parecían celdas de una cárcel,
donde no había espacio ni para colgar las prendas. Por su parte, los administrativos
y los capataces vivían en una construcción de madera, que poseía en su extremo un
salón de estar enorme, con ventanales que brindaban una visión panorámica de la
bahía.
El jefe administrativo
ocupaba una casa individual, de ladrillos. Se encontraba fuera de los límites
de la fábrica. Por su parte, el "Míster" vivía en otra vivienda similar,
aunque mucho más completa: mientras el primero poseía ducha, el otro gozaba de una
bañera. La casa del mandamás tenía su propia cancha de tenis (o badmington,
quizá). Ambas protegían su intimidad por cercos de tamariscos que las rodeaban.
Fuera del perímetro de
las instalaciones y junto al camino que circundaba todo el predio, se
encontraba un edificio bastante modesto, construido con ladrillos y revocado el
frente, con techo de chapa y ventanas con sus postigos cerrados. Ya le faltaba el
característico farolito color rojo, señal característica que lo había
identificado antaño como el quilombo del lugar.
Por ahí habrán pasado,
en sus ratos libres, una innumerable cantidad del personal del frigorífico, masculino exclusivamente;
y quiero creer que desde ahí harían su periplo subrepticio las muchachas que
irían de visita a la envidiada casa del “Míster”, o viceversa.
Hace poco tiempo, a
través de esas imágenes satelitales tan populares, ubiqué el lugar. Estaba casi
por completo en ruinas...
Magnífica composición de lugar, Arturo. Es como haberlo recorrido junto a vos.
ResponderEliminarTriste realidad la de los obreros criollos de aquellas épocas.
Un gran abrazo.
Sergio:
EliminarTe agradezco los conceptos. Tengo bien presente esa visita y ciertas cuestiones que me relató el cicerone.
Entre otras particularidades, se sabe que traían los obreros desde el Este europeo. Era así como polacos, rusos, alemanes y otros, venían en los barcos mercantes y desembarcaban para trabajar en esa factoría, localizada en medio de la nada. Los alojaban en el edificio más alto y grande, el que refiero que tenía habitaciones como celdas. A tal construcción le llamaban "La Siberia". No ví calefacción alguna...
Un abrazo.
Que precioso relato del esplendor de otros tiempos.
ResponderEliminarAlgo parecido me sucedió hace años en Cantabria, en el norte es España al visitar el balneario de Solares, con su embotelladora de agua mineral, que durante muchísimos años fué las más vendida en el pais, y por aquel entonces cerrada y abandonada. Es como un viaje al pasado donde te imaginas el día a día.
Besitos
Dolega:
EliminarYo también he visto varias fábricas cerradas y abandonadas. Algunas de ellas -incluso- manufacturaban productos muy conocidos.
El caso de esta factoría es completamente diferente. Si por medio de Google Earth, ingresas a "San Julián, Santa Cruz", observarás en la margen Norte de la Bahía de San Julián, los restos del frigorífico.
Entonces podrás ver el páramo que lo rodea. Hoy son kilómetros a la redonda sin construcción alguna; imagina cómo sería hace cien años...
Un beso.
Arturo
ResponderEliminarInteresante relato, de esas casas o fábricas que antaños tenían vida y esplendor y que ahora semejan fantasmas, en el futuro seguramente encontraremos más.
El progreso y la era satelital tienen su otra cara.....
Saludos cordiales mi buen amigo
Genessis:
EliminarEste frigorífico comenzó a perder su importancia económica cuando sus dueños, la compañía Swift inglesa, comenzaron a priorizar su producción ovina en Australia y Nueva Zelanda, en detrimento de las explotaciones de la Patagonia.
Esto originó un declive marcado, que la llevó a su cierre. Años más tarde, según me comentaron los lugareños, un empresario de Mar del Plata obtuvo un crédito blando del Gobierno para su reapertura: ni se volvió a abrir, ni se supo que pasó con el dinero.
En la Guerra de Malvinas, allí se dispuso un destacamento, para proteger la ciudad. Los militares que había allí destruyeron bastante las instalaciones, que ya no eran más de los ingleses hacía años. Por caso, la pared de la habitación de estar para los administrativos, mostraba con claridad en su pared de madera, las marcas de las bayonetas con las que jugaban a los "dardos", la soldadesca argentina.
Da pena, sin dudas.
Un gran abrazo.
Si son muchas las fabricas que,unas por haber cambiado de sede y otras por muy diferentes motivos como por ejemplo haber perdido la competitividad de sus productos,se han quedado en fríos museos enseñándonos que un lejano día fueron esplendorosos.
ResponderEliminarSaludos
José:
EliminarTu comentario me llegó repetido, de modo que lo publico una sola vez, ya que son prácticamente una copia el uno del otro.
Tienes toda la razón en tu apreciación.
Me pasó que, una tarde en que quise mostrarle a mi hija pequeña aquella fábrica donde yo trabajé entre 1977 y 1979, me encontré que la habían demolido por completo y en su espacio habían edificado un complejo de departamentos, de tres o más torres, con diez o más pisos cada una y su parquizado y coccheras en el interior.
Sentí un horrible vacío en mi corazón: hubiera preferido ver la ruina...
Saludos cordiales.
Este Google falla lo que le apetece,en el primer comentario me dio error así que pensé que no se había archivado,y anda que no da rabia de tener que intentar repetir el mismo comentario.
ResponderEliminarAlgunas veces primero copio el comentario para así si falla no tener que escribirlo otra vez,pero en esta ocasión no lo hice.
Saludos
José:
EliminarA mí también me ha pasado en algunos blogs lo mismo, tras enviar el comentario, Blogger se comporta errático y no me dice si el comentario entró o no.
Por lo general, espero un tiempo y entonces vuelvo a intentarlo.
Casi la totalidad de mis comentarios los escribo primero en Word, los guardo y luego los copio en el blog deseado -incluso el mío-, con ello evito que se pierda mi trabajo y puedo corregirlo a gusto, en una página más visible y cómoda.
Saludos.
Sigo nutriendome con tus relatos, gracias!
ResponderEliminarMeryross:
EliminarEste escrito es un resumen de otro relato mucho más extenso, donde describo las vivencias de una estadía de dos semanas en esa ciudad, mientras efectuaba una capacitación en un planta compresora del Gasoducto Austral.
La Patagonia es otro mundo, incomparable con respecto a las otras regiones del resto del país. Allí se siente el rigor del clima, la soledad y la lejanía.
Por todo ello, es que la gente es diferente también.
Un gran abrazo.
Arturo..." El frigorìfico "
ResponderEliminarComo comentas aquì, viajando en rutas se ven muchos lugares como este .que estàn por años abandonados...al estar alejados no son habitados por gente sin hogares como ocurre en las ciudades.
¡¡¡ interesante relato !!!
un beso
Doris Dolly:
EliminarTienes toda la razón, aunque en el caso de este frigorífico, yo lo visité muy poco tiempo después de que quitaran de allí a una especie de sereno; fue durante marzo de 1985, tres años después de la Guerra de Malvinas, cuando esa instalación fue un cuartel.
Hoy está desmantelado por completo.
Hay que adivinar bastante para saber dónde estaban algunos edificios.
Besos.
¡Hola Arturo!
ResponderEliminarCurioso que en las vacaciones no tengamos tiempo (ni casi medios) de conectarnos. Paro rápido para dejarte un besazo y un abrazo. Prometo que cuando tenga un rato leeré este relato el primero.
Teresa:
EliminarMuchísimas gracias por tu saludo. Siempre eres tan considerada y atenta, que da gusto.
Por lo que dejas ver, has de estar pasando unas vacaciones magníficas, tan buenas como para que te olvides de las rutinas y obligaciones cotidianas. Haces muy bien.
Hay que disfrutar esos días a pleno: aprovechar para descansar, dar algún paseo que te haga maravillar, comer aquello que no te permites nunca en tus días de trabajo y comprar alguna chuchería, para recuerdo de estos momentos.
Seguramente, estos serán días para acumular vivencias y para meditar, de allí sacarás las reflexiones que volcarás en tus hermosos escritos, para goce de todos.
Sigue con el disfrute, hora a hora, bebiendo a sorbos el tiempo, como si fuera un excelente cava.
También te mando un beso y un abrazo.
Vaya que hay lugares así en nuestro país, y no hay que ir tan lejos para encontrarlos. Lindo recuerdo Arturo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Luis:
EliminarPor supuesto, la desindustrialización sufrida ha dejado innumerables fábricas abandonadas.
La diferencia de este caso está dada por el hecho de ser más antigua y hallarse en un confín del país.
Para ver lo que en otra época eran grandes factorías, no debo ir muy lejos: lo que hoy es un gran hipermercado, hasta la década de los setenta era una terminal automotriz, que daba trabajo a miles de empleados; hasta 1978, cuando esa empresa dejó el país.
Ahora dicha empresa está cerca de tu casa, con pocos empleados y mucha más producción.El Partido de San Martín -hasta los setenta- era el complejo industrial mayor de Sudamérica, incluido Sao Pablo.
Un gran abrazo.
Hola Arturo, siempre encontramos lugares con mucho encanto donde
ResponderEliminarvale la pena viajar,
que tengas una feliz semana.
un abrazo.
Ricardo:
EliminarGracias por tu comentario.
Es cierto lo que dices.
Para hallar esos lugares especiales, siempre se necesita poseer curiosidad, la suficiente como para aventurarse a ambientes desconocidos.
Ya de niño, subrepticiamente, me metía en instalaciones industriales incendiadas o abandonadas, para conocer qué había funcionado allí.
Hay gente, en cambio, que es feliz yendo en excursiones guidas, donde la dan todo ya seleccionado y -hasta diría- masticado.
También te deseo una excelente semana.
Un gran abrazo.
Hola Arturo, recuerdo cuando venimos a vivir donde vivo ahora, antes era todo casi campo y fabricas, con el tiempo los campos fueron desapareciendo y se fueron construyendo viviendas, moles y moles de fincas y ahora ya no ves ni un campo ni medio, las fabricas paso lo mismo, las fueron cerrando por distintas circunstancias y pasaba como dices al estar abandonadas se fueron metiendo gente de los llamados sin techo y poco a poco las han dejado en la misma ruina, hasta que hace poco el ayuntamiento ha tomado cartas en el asunto y las ha demolido para evitar todo lo que estaba pasando por ellas, así es la vida y así estamos:)
ResponderEliminarBesos.
Piruja:
EliminarMi abuelo nació y vivió sus primeros veinte años de vida en la cuenca carbonífera asturiana, él trabajó en "La Encarnada", para mayores datos. En 1910 se vino para siempre a la Argentina, donde falleció a fines de 1982.
En dos oportunidades viajaron familiares a ese pueblo (mi tía y un primo), lo que me permitió apreciar -por fotografías- esos lugares de antaño. Ya se notaba el progreso, por el asfalto y la iluminación con lámparas de vapor de mercurio.
No hace mucho, gracias a Google Earth visualicé la misma zona, a la vez que observé fotografías de la demolición de las instalaciones mineras.
Por todo esto, te confieso que ya tenía una idea sobre esa realidad que hoy confirmas.
Hablo de una provincia (en realidad un Principado, lo mismo da) que pertenece a un país.
Hoy aquel país entero es una provincia de un conglomerado mayor, de eso no hay dudas, por lo que las provincias ya son simples departamentos...
Tengo por cierto que Espáña sobrevivirá a esta crisis y que los españoles deberán vivir -de ahora en más- por debajo de sus reales posibilidades. Todo será debido al peso de la deuda externa que se ha contraido.
Aquel que lo asuma con rapidez, podrá posicionarse mejor para evitar el ajuste generalizado que se vino encima. Sabemos que hay cosas mucho peores...
Te envío un beso.