Estuve
junto a él desde hace tantos años, que ni me acuerdo; con solo mencionar que transitaba por entonces su niñez, queda todo dicho.
Lo
primero que recuerdo de nuestra relación
es aquel partido a las bolitas que jugó, donde le ganó como una docena de ellas
a varios de sus amigos. Se puso tan contento, que sus manos temblaban de
alegría. Lo mismo le sucedió con los juegos a las figuritas, en aquella misma
tarde. No se quiso separar de mi compañía desde entonces. Y lo logró, no pude
oponerme. Además, su alegría infantil calmó mi desdicha.
Fue
en aquellas jornadas cuando comenzó a vanagloriarse de su fortuna, a presumir con
que le ganaría en esos juegos a cualquiera de los demás; los resultados le
dieron siempre la razón.
Como
era de esperar, con el paso del tiempo, creció; entonces, aquellas tardes
lluviosas de loterías familiares, o de juegos a la generala, o de barajas, como
la brisca o el chinchón, dieron paso a las noches interminables, con los dados
del pase inglés, mientras que los naipes dejaron de ser los españoles, para permitir
que el juego fuese el póker.
Sin
embargo, no nos faltaron las tardes soleadas juntos, como habían sido desde su
infancia, en tanto esto acontecía, los caballos devoraban metros en esa última
recta del hipódromo...
Cuando
su primo del campo lo invitó a visitarlo, en su pueblo en Santiago del Estero,
tuvo su primer contacto con la taba y las riñas de gallos. Quedó extasiado y
feliz. Tampoco se privó de asistir a las carreras cuadreras del domingo. Debo
confesar que, durante esos días, siempre me acariciaba.
Para
su desgracia, en esa oficina de mala muerte, donde hacía como que trabajaba,
demolía las horas sin más entusiasmo que organizar la polla de futbol semanal,
o la compra de los billetes para el Gordo de Navidad.
Benito,
el de la peluquería del barrio a donde iba a hacerse cortar el pelo (siempre
tan exuberante y fuerte, a diferencia del mío), le tomaba las apuestas para la
quiniela nacional; aquella misma que se sorteaba los viernes por la noche. Cuando
acertaba una redoblona, tenía lugar una verdadera fiesta.
Hasta
me llevó consigo al casino de Mar del Plata, ¡a jugar a la ruleta! Aquella
noche estaba tan contento con el resultado que incluso yo hubiera querido salir
a correr, a los saltos, como hizo él por la arena.
Con
el correr de los años, ya no fuimos los mismos de antes: se nos notaba el desgaste
debido al paso del tiempo; además, los resultados de las apuestas eran cada vez
peores. Eso lo deprimía, lo acercaba al bar, al exceso. Yo lo sé bien porque -al
menos al principio- me llevaba siempre con él.
En busca de la revancha imposible, jugaba los pocos dineros que tenía en los sorteos del fin de semana del Loto y del quini6, en la esperanza de acertar esa séxtuple segudilla de números; nunca logró superar los cuatro aciertos...
Se
comenzó a alejar de todos, incluso de mí, algo insospechado hasta ese momento;
estaba taciturno, melancólico, abatido...
La
culpa de todo fue de esa pasión desmedida por el azar, que hizo que cruzara la
calle a la carrera, en una porfía demencial contra el auto que venía. Su mano
derecha me asía.
El
chico que me encontró, sintió honda pena por mí. Me prometió que podré dormir al
cobijo de la madre tierra, como cuando era pequeño.
Que pena ver como un amigo se va adentrando poco a poco en el vicio. Muy bueno el relato!
ResponderEliminarun abraXo!
Marilyn:
EliminarEso que dices es cierto; aunque en este caso no se trate de un amigo.
Un gran abrazo.
Que duro es el vicio Arturo, es el camino a la decadencia.
ResponderEliminarMuy buen relato, aunque el último párrafo no lo alcanzo a comprender.
Un abrazo amigo.
Luis:
EliminarEl último párrafo habla del protagonista secundario: el relator. En él dice que un chico lo encontró y como le dio lástima, lo enterró; por eso es que volvió a estar al cobijo de la tierra; como en la madriguera, cuando el conejo entero era un cachorro. El acompañante del vicioso es una pata de conejo.
Tengo claro que es un cuento con un doble mensaje: el de la superficie, encarnado en el vicioso y el trágico, que reside en lo morboso de llevar consigo la pata del que en vida fue un conejo. Si lo lees de vuelta, verás las pistas que dejé a lo largo del relato.
Un gran abrazo.
Gracias amigo. lo volveré a leer.
EliminarViste? preguntar sirve más que hacerse el entendido.
Un abrazo.
Luis.
EliminarPor supuesto. Además es una buena retroalimentación, para hacer más explícito el remate.
De modo que el que agradece soy yo, por tu comentario.
Un abrazo enorme, mi amigo.
¡¡Hasta el correr por la arena de la playa, me tenías totalmente desubicada!! Pero tampoco dí con el personaje correcto. Creí que era "la suerte" sin más.
ResponderEliminarPrecioso relato que describe fielmente lo que ocurre cuando el vicio del juego se apodera de las personas.
Besazo
Dolega:
EliminarEspero con optimismo que ambas moralejas lleguen al lector; al menos de una de ellas estoy seguro de que será entendida.
El juego, como entretenimineto es valioso, porque nos libera de las tensiones y nos hace gozar durante su transcurso; pero, cuando hay un interés por el lucro o por demostrar una supuesta superioridad a través de él, se torna enfermizo.
La muerte de un animal merece nuestro respeto; y ni hablar de la degradación y bajeza que supone tener la horrorosa costumbre de cazar por deporte, que es ser un troglodita por el simple gusto de serlo.
Besos.
Con tú gran relato me has trasladado al túnel del tiempo recordando mi primera noche en el casino del Mar del Plata.
ResponderEliminarEsa noche me propuse salir ganando para que sirviera un poco de anécdota, jugaba a pares e impares y a las decenas.Bueno me acordaré siempre porque salí por única vez ganando,300 Pesos.
Las demás noches que iba una vez por semana ponía 500 Pesos y cuando perdía,ahí terminaba mi noche.
Saludos
José:
EliminarLo que cuentas se llama "la suerte del principiante", ya que -por lo menos en esa sala- era la primera vez que asistías.
Yo he ido varias veces a Mar del Plata, pero solo en dos oportunidades pasé por el Casino.
La primera vez fue solo para conocerlo, de modo que no jugué ni un centavo. En la segunda oportunidad, fui a jugar en compañía de mi esposa y gané una módica suma, que quizás haya pagado el costo del combustible del auto desde Mar del Plata hasta donde vivíamos, que creo era San Pedro de Jujuy.
Un cordial saludo.
Nunca pude entender a los que se apuestan la vida... Las únicas rifas que compro son las que me venden los alumnos para recaudar fondos para sus viajes como guiño solidario pero nada más. ¿Qué les pasará por la mente que tanto los ciega?
ResponderEliminarSaludos van, Arturo!
Leí tu respuesta pero contesto por aquí. Dato, a mí en el test me había salido Bioquímica jaaaa Nada que ver. No sirven para nada esos tests vocacionales. Los de inteligencia me daban altos pero yo destaco más lo creativo el poder de crear que el saber o acumular conocimiento. Un abrazo enorrrme, maesttro!!
Sandra:
EliminarEn mi caso, suelo jugar -de tanto en tanto- al quini6 o al loto algún domingo, hace meses que no juego, por caso.
Mi estimada compañerita de curso, en esta aula que es la vida: no hace falta que me traigas un certificado de la Academia Pitman donde diga lo inteligente que eres, porque ya lo sé desde hace bastante tiempo. El que te hizo aquel test era un chambón (por ser generoso y compasivo en la calificación), ya que no se puede precisar tanto una tendencia: por caso, a un físico nuclear no hay test infantil que lo detecte, a lo sumo dirá que posee habilidades para las matemáticas. La resolución de esos test estandarizados sirve para cierto nivel de instrucción, de modo que dos personas de igual astucia, pero formaciones diversas calificarían de modo diferente.
Para cubrir un puesto laboral de un técnico, el test de las matrices (en sus diferentes formas) puede ser de aplicación, pero para un niño que puede elegir cualquier cosa como actividad futura, ¿cómo lo evalúo? Los sabios me dirán que en ese caso bla bla bla...
Para endulzarte los oídos, compañerita, te digo que tu buen humor te delata, es algo propio de los más listos. Por eso es que visito tus blogs, donde hay creatividad y humor a troche moche.
Un abrazo grande.
Cómo me gusta esa frase "a troche y moche"!!! Me encanta!
Eliminary no puedo aceptar los elogios viniendo de un verdadero maestro! Cuando gane el quini, reparta con los bloggolectores jajaja Saludos van, Arturo. Un gustazo leerlo!!
Sandra:
EliminarEsa expresión la emplearon para denominar en castellano al tema de Los Beatles, "Helter Skelter". Esa canción, un rock insólito para The Fab Four, habla sobre aquellos toboganes en espiral, muy comunes en los parques de diversiones ingleses de entonces. No hay relación entre un título y el otro, como Por favor, yo (Please, please me, que en verdad indica: Por favor, compláceme). Y así a raudales...
Si me ganase un gran premio, pasaría como suele decirse: "dejó de ser visto en los lugares que solía frecuentar".
Al final sería como decía un comañero de Gas del Estado: "La plata es lo importante, la salud viene y va". Él sí que es "un capo di tutti li capi".
Un abrazo enorme.
Ahhhhh, después de una re-lectura caí con el real sentido del relato, y me pareció muy bien ensamblado. Muy bien llevado Arturo. Da pena el final de cada uno.
ResponderEliminarAbrazos Arturo y buen fin de semana.
Genessis:
EliminarEl del conejo era previo al relato en sí, pero el del desgraciado jugador se hubiera podido evitar.
Con la caza y la ludopatía en el argumento, no hay final feliz posible.
Gracias por tus palabras.
Un gran abrazo y un excelente fin de semana.
No estaba segura, pero...ahora yo sé si lo descubrí o me lo contaste.
ResponderEliminarMe gustó el juego.
Pilar:
Eliminar¡Qué importa saber quién lo descubrió si hoy me sirve! Es una máxima de mi vida, los descubrimientos con su carga de esfuerzo intelectual son olvidados de inmediato, cuando se usufructúan los beneficios de lo hallado.
El empleo del pretérito en el final de tu comentario es todo un logro.
Quisiera recomendar, a quien lea estas líneas, que visite tu blog "Abalorios" (está entre los blogs que sigo, a la izquierda de la pantalla). Allí encontrarán a una mujer preocupada por la actualidad, con altos ideales y una gran esperanza. Siempre ensaya una sonrisa al final, de modo que nadie quede con un gusto amargo por causa de las injusticias cotidianas.
Ahora sí, un gran abrazo.
Arturo, vengo a agradecerte tus amables palabras que siempre me dejas en El Microrrelatista. Al mismo tiempo he leído este relato tuyo en el que has pintado tan sabiamente la pasión del que ha elegido el juego como lema en su vida. ¡Muy bueno! Un abrazo, amigo.
ResponderEliminarZunilda:
EliminarMuchas gracias por tu presencia en este espacio y por el comentario tan bonito que has dejado.
Ten por seguro que mis palabras son siempre sinceras y la supuesta amabilidad que les asignas, es solo un acto de justicia hacia la calidad de tus textos.
Un gran abrazo.
Impresionante y reflexivo relato nos obsequias querido y admirado amigo. Mil gracias por concedernos el privilegio de ser testigos de el. Muchos besinos de esta amiga que te desea con inmenso cariño feliz fin de semana.
ResponderEliminarOzna-ozna:
EliminarEl agradecido soy yo, por tus palabras, tan halagadoras y dulces.
Es un enorme gusto el leerte a menudo, pueda ser porque tus textos demuestran sensibilidad y buen gusto, o simplemente que la presencia de Asturias en ti haga que te sienta más cercana. Gracias a blogger he conocido a personas maravillosas, entre las que te encuentras tú.
Te deso un buen fin de semana y te envío un cariñoso saludo.
El vicio es demasiado poderoso y las cábalas nunca faltan. Pero al final siempre se pierde y si se juega por necesidad se pierde por obligación. Triste final. Excelente relato. Siempre dejas sabios mensajes. Un abrazo.
ResponderEliminarAlma:
EliminarSiempre se pierde. Pues, antes que todo, el jugador comienza por perder la confianza en sí mismo para lograr por mérito propio aquello que desea. Es por ello que desatiende sus obligaciones, tanto las laborales como las afectivas.
Al confiar en el azar ara solucionar sus problemas, es fácil que sea un creyente de las cábalas para ganar, como bien acotas.
Estoy seguro que en lo que deberíamos apostar más es en la amistad, ya que el premio en ese caso, no tiene precio.
Un gran abrazo.
Una vida truncada por el azar. En este caso el destino tenía las cartas marcadas de la mala suerte.
ResponderEliminarSiempre nos dejas con un regusto reflexivo, con ganas de hablar de todos los temas que escribes, Arturo.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Mos:
EliminarAquel que se deja vencer por el juego y las cábalas para ganar, siempre termina mal.
Conozco los casos de gente que vive en sociedades muy pequeñas y aisladas, donde las posibilidades de recreación son escasas, por no decir nulas, esta situación hace proliferar la afición a la lupopatía en la misma proporción que la infidelidad.
Una ciudad enorme, en cambio, da infinidad de posibilidades para ocupar el tiempo libre, a través de las más diversas opciones; por supuesto que las actividades citadas precedementemente siguen vigentes allí, aunque están más ocultas.
Un gran abrazo.
Esa pata de conejo no le dio la suerte adecuada ¿no?, pero ella volvió la la madriguera
ResponderEliminarUn relato fantástico
Un beso
40añera.
EliminarLa pobre pata fue en franco deterioro físico; lo que significa que sus propiedades mágicas -si las hubiese tenido- también se vieron afectadas por el paso de los años.
Sabemos que nada es eterno...
Besos.
Ola caro Arturo,excelente relato,creio te-lo compreendido bem,por sinal alguns de seus comentários me ajudaram a entender melhor ainda.Às vezes as palavras em espanhol me confundem um pouco.Mas,á parte tudo isso,não há nada como uma boa "Canastrinha"entre amigos....Beijos no coração.SU.
ResponderEliminarSuzane:
EliminarMuito obrigado pelas suas palavras bonitas. Compreender outra língua não é fácil e os meus textos são escritos em castelhano complicado, tão difícil de ser compreendido.
A história é dividida em duas partes: uma relaciona-se com a história do jogador e é mais visível. A outra história é a tragédia do amuleto, um pé de coelho, que é o contador de histórias.
As lições são dois, então: não jogar e não matar animais indefesos.
Espero que você tenha alguns podico clareza a história.
Beijos.
Me ha hecho falta leer los comentarios para entender por completo el relato, Arturo, y ya en una segunda lectura lo he disfrutado del todo.
ResponderEliminarBueno, la ludopatía es una enfermedad como otra, y pobre del que caiga enfermo de esto, también me apenan sus familiares y amigos, porque se ven arrastrados muchas veces en el problema. ¿que decir del destino del pobre conejo? triste, por supuesto.
ummm..., en un principio me engañaste un poco, porque pensé que el acompañante era un niño, quizás su hijo.
El mensaje es claro. A mi particularmente nunca me han atraído estos temas de los juegos por dinero.
un abrazo, amigo, y perdona mi ausencia.
Ángela:
EliminarSoy consciente de que es un texto complicado, que requiere ser leído dos veces. Quizás sea su mayor debilidad. Adrede evité ser más explícito con el remate (donde se refiere al niño que entierra al amuleto (la pata de conejo), pues me pareció que develar el segundo personaje le quitaría magia; pero pude constatar que complica su comprensión, lo que resulta fastidioso para el lector. Me ha sucedido eso mismo con cuentos herméticos. Y cito, por ejemplo, al remate de Wilde en el Fantasma de Canterbury, donde no queda demasiado explícito lo que sucede entre la muchacha y el espectro, aunque es fácil de imaginar.
Tengo para mí que se la causa de tu tristeza; pero, déjame decirte que, como siempre, la vida prosigue. Te hice caso y visité el lugar recomendado, pero me venció la tristeza de lo que ya no será y tuve que dejarlo, dolorido. Los comentarios, tan felices, eran una herida abierta a mi vista y no pude seguir. Solo espero que, en poco tiempo, vuelvas a convertirte en aquellas alegres castañuelas, que nos alegraban la vida a los demás.
Hoy va un abrazo solidario.
Malo quien cae en brazos del juego. Yo conozco un caso, donde lo perdió todo. Tuvo que volver a comprar su casa ya pagada. Menos mal que se curó.
ResponderEliminarTe dejo un beso grande querido Arturo y hasta la próxima.
Teresa:
EliminarYo también conozco el caso de un hombre que perdió su auto en una mesa de juego. Luego, le dijo a la esposa que se lo habían robado en el viaje a esa ciudad. También había una muchachita joven, que le vaciaba los bolsillos. Las tenía todas, el sinvegüenza...
Algo similar pasaba en "Celestina de pueblo" un cuento bastante cercano a la realidad (que publiqué el 6-feb-2012). La dirección es:
http://pensamientosyopinionesdearturo.blogspot.com.ar/2012/02/normal-0-21-false-false-false-es-ar-x.html
Por ser de los primeros post, ha sido poco visitado; aunque -a mi modesto entender- en aquel entonces había muy buen material en el blog.
Besos.
Cuentas de una manera mucho más amena lo que se trata en la teoría de una forma muy aburrida: desde el juego infantil a la ludopatía.
ResponderEliminarHabría querido profesores así.
Un abrazo.
HD
Humberto:
EliminarEs maravilloso lo que decís, porque me confieso un pésimo profesor, sin aptitudes para la tarea. Por supuesto que soy muy exigente al respecto: no quiero que otros padezcan lo que yo sufrí, por culpa de improvisados educadores.
Cuando estaba en el secundario, vi un documental en el que un profesor les hacía llevar balanzas de baño a los alumnos y les hacía empujar una camioneta a través de ellas, de modo de medir la fuerza con el dial; marcó la distacia recorrida y el tiempo (incluso parciales). Con eso les dio una clase de dinámica. divertido, inolvidable y muy didáctico. Yo no tuve esa suerte, mis profesores no eran imaginativos, ni en el secundario, ni en la Universidad...
Ahí me dí cuenta lo que era ser un gran profesor. Y se que estoy a años luz.
Un gran abrazo.
Has pintado una realidad trágica en un relato ameno, bien llevado. Pero el relato sólo puede funcionar en un blog como este, donde tú intercambias con tus lectores y puedes explicarles, si dejas el texto independiente, tal vez sean más los que no entiendan de qué se trata. Por supuesto que también es bueno jugar con la imaginación del lector, y dejar puertas abiertas a su creatividad. Y para eso, no hay recetas. Saludos.
ResponderEliminarHugo:
EliminarMuchas gracias por tu comentario tan medular, que es bien apreciado por mí.
Ambos sabemos bien que, en lo que se refiere a escritura, es fundamental saber a quién está dirigida la obra; pues cada autor tiene en mente el tipo de público al que dirige sus textos (aunque nada garantiza que eso sea el resultado final).
Las veces en que debí hacer un trabajo profesional, abundé en términos técnicos y conceptos que se dan por conocidos en el lector especializado; pero, en el caso de un cuento, en un blog de ida y vuelta (como bien decís), está la posibilidad de testear tus trabajos.
Sabemos de antemano que hay amigos que ponen su aprecio delante de la observación imparcial de la tarea, obvian errores, disimulan horrores; digo: te leen con el corazón y te motivan a seguir.
También están los que ayudan: ofrecen corregir los textos, de modo desinteresado y por línea privada, te hacen sentir un poquito de vergüenza, pero si te das cuenta de su buena fe, los sentís muy amigos.
No faltan los que no intervienen, para no herir susceptibilidades, ni demostrar su sapiencia, que pudiera ser confundida con soberbia. Nunca los conocerás, pues no comentan, o lo hacen sin compromiso.
Por último, están los lectores críticos, quizás los más valiosos, ya que ayudan a mejorar al escritor novel. Con la crudeza del espejo dejan a tu vista todos los errores -o al menos los más groseros- con la ventaja incomparable de que jamás los repetirás, pues no deseas recibir una reiteración de ese tipo de observación.
En el caso que nos ocupa, un ejercicio de cajas chinas, escondí una historia dentro de otra, con la intención de observar su receptividad y constatar los postulados precedentes. El remate original decía algo como: "entonces, me depositó nuevamente dentro de la Madre Tierra"; consideré muy encriptado el asunto y lo dejé más explícito; incluso le agregué alguna referencia más en el texto previo, para que resaltara la condición de objeto del narrador.
Si revisas los comentarios en detalle, verás que se comprendió perfectamente la historia principal y que algunos anduvieron cerca de interpretar la oculta.
Los que tenemos un blog no somos críticos literarios; nuestra función es intercambiar inquietudes. Se lee por encima y se concluye sin mucho análisis, pues como es una relación de ida y vuelta, implica leer tanto como comentarios se reciben y el tiempo disponible es escaso.
Conviene hacer notar que, en la mayoría de los blogs que componen mi universo de lectura, hay bastantes historias lineales, o poemas sencillos, lo que hace suponer que ronda en ellos algo más lúdico que reflexivo -o de profunda composición- en el común de los escritos. Mis textos no creo que desentonen allí.
Tengo escritos una gran cantidad de borradores, que no están en condiciones de ser publicados; el blog me ayuda a observar la reacción que tales textos generan entre la gente.
Curiosamente, gracias a un consejo, ilustré las entradas, lo que significó que una pelota de goma sea el post más leído (por lejos, uno de los más simplones). Todo esto podría determinar un aprendizaje para mí.
Solo espero crear un momento que sea grato para todos ustedes. Y en un contexto como la blogósfera, donde estos roles son intercambiables entre todos nosotros, creo que es apropiado experimentar.
Un gran abrazo.
Mirá que trilogía de maestros,Arturo, Hugo y Humberto Dib, para mi es impagable, no imaginas lo que aprendo. Es más Hugo me ha corregido un par de textos, lo cual le agradezco (Yo no estudié)
EliminarComo tu dices amigo, algunos sólo tratan de dejar un comentario cordial, yo prefiero los que me hacen ver mis errores.
Un abrazo amigos.
Luis:
EliminarEs un gran e inmerecido honor el que me hayas puesto al nivel de Humberto o de Hugo.
Siempre repito ciertas frases, entre ellas: "muriendo y aprendiendo"; lo hago porque creo que a todos nos cabe esa idea. En relación a la literatura, no tuve la oportunidad de formarme en aquellos lugares donde se enseña la misma; la vida me ha llevado por otros senderos.
Considero que todo el fenómeno literario se encuadra dentro del de la comunicación, donde el artista pretende decir algo y lo volcará a través de la composición que elija para hacerlo.
Curiosamente, de un tiempo a esta parte, un afán de libertad se ha apoderado de las formas de la escritura: de los hexámetros, los sonetos, o la rima, se ha pasado a la poesía libre. Y sigue válido el mensaje, aunque más liberado. Las formas rígidas se han perdido, pero se ganó en libertad.
Por supuesto que hay códigos que hacen legible el mensaje: son las reglas del lenguaje (aunque el caso de Oliverio Girondo y su En la masmédula, me deje desorientado).
Escribir bien es todo un desafío, que va de la mano con el ambiente cotidiano del escritor; es obvio que el lenguaje que emplea a diario incide en su obra y aunque se cuide, siempre se le filtrará en sus textos algún modismo, o barbarismo.
En mi lucha personal, le he ganado a los gerundios, pero aun peleo contra los adverbios excesivos, los incisos y las digresiones; además, los diálogos que logro me parecen pobres, por ello, los evito.
Como se ve, me falta mucho para considerarme a la altura de un profesional. Eso no significa que aunque el envase de mis mensajes sea pobre, también lo sea su contenido.
Cuando leo, busco esa parte medular del mensaje, que es la que me indica lo que el autor quiso decirme; luego, observo la técnica desplegada.
Como podrás ver, estamos en la misma senda de aprendizaje.
Un abrazo grandote.
Arturo, Luis: intervengo porque he sido aludido, y se me ha colocado inmerecida mente en un nivel que no poseo. Soy un simple albañil de pueblo chico, escribo por intuicion, mi formación es muy rudimentaria y en muchas cosas soy autodidacta. Entre un ingeniero y un profesor quedo como recado en la vaca...
EliminarHugo:
EliminarNo hay nada ridículo en la obra de una persona y mucho menos en tu caso. Todos tenemos características propias que nos definen. Lo que nos hace valiosos es nuestra singularidad.
Imaginemos a un poeta perfecto: su obra debería ser única, tanto como él mismo; por lo tanto, como nadie puede ser igual a él, no hay manera de que se le entienda.
Por ello, como nadie es perfecto, es que podemos entendernos, cuanto menos un poco, ya que la distancia entre las convenciones emitidas y las recibidas es menor.
Creo dejar en claro lo relativo de una opinión y su campo de validez.
Un gran abrazo.
Arturo..." Vicio "
ResponderEliminarRelato para que reflexionen los viciosos.
No todo en la vida se gana, ademàs hay que saber perder y el jugador no acepta eso y sigue apostando, es por eso que muchos han terminado alcohòlicos por verse en la ruina.
¡¡¡ interesante !!
un beso
Doris:
EliminarLo que decís es completamente cierto.
Además, hay gente con un enorme complejo de inferioridad, que siempre intenta sobresalir sobre los demás y no acepta la derrota circunstancial.
Hace unos años, me tocó ver a un profesional que jugaba al tenis y no quería perder nunca: discutía todas las pelotas perdidas, trataba de escabullir el tanteador; en fin, todas las tretas posibles. Era un petiso, que le tocó jugar contra un amigo mío, tenista de buen nivel.
Recuerdo que mi amigo lo tenía a las corridas, de punta a punta en la línea de fondo, para devolver la pelota, hasta que en una de esas corridas rodó por el suelo. Me fui, inmediatamente, para no largarme a reír a las carcajadas. Mi amigo le dirigió un "Sorry", poco convincente.
Con las barajas -o la generala- pude ver situaciones similares y hablo de jugar por los porotos...
Besos.
Una vez más regresé al pasado recordando esos juegos de niños que disfruté pero sin competir solo por el hecho de jugar y divertirme.
ResponderEliminarARTURO a este personaje no le fué nada bien, es que el vicio no conduce a nada bueno.
Gracias a Moli que se atrevió a preguntar me enteré de que se trataba el final...
buenisimo !
Meryross:
EliminarA mí también me gustaban los juegos. Pertenecen a mi época lúdica desenfadada, cuando nos juntábamos los amigos (nunca menos de cuatro) para jugar a las barajas (truco y a veces chinchón). Eran partidas por amor al arte, ya que no se apostaba más que el prestigio de saber aplicar las estrategias del truco (simulaciones, cuando no, mentiras espantosas).
Sin darme cuenta, un día dejamos de reunirnos en esas tertulias, cuestiones de trabajo, de matrimonio, de los hijos, o la madurez, nos hicieron pasar nuestro tiempo con otras personas. Es la Ley de la Vida.
Supongo que proseguir en el afán del juego es una característica de aquellos que -al modo de Peter Pan- reniegan de lo nuevo, del crecimiento...
El Moli es un tipazo, nunca se queda con el entripado (la duda) y desde su inocencia pone de manifiesto nuestros errores de comunicación; pues no hay nada mejor que el saber que algo no se entiende demasiado. Ya expliqué todo este proceso de validación de los textos, en un comentario previo.
Besos.