¡Qué no se ha escrito acerca de las miradas!
También, al observarnos mutuamente, podemos tomar conciencia de nuestra propia existencia.
He visto tanto las miradas de inocente en los niños, como las inquisidoras de los jóvenes, sin que me causen una mayor emoción.
Pero, cuando observo la resignación presente en los cansados ojos de los ancianos, esta resulta ser la mirada que más me enternece... y asusta, al pensar que puedo hallarla en un espejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me interesa conocer tu opinión respecto a lo que has leído: