Se caracterizaba por poseer un buen humor a
tiempo completo; su simpatía se enmarcaba en las agradables facciones de su
rostro, que se iluminaba al sonreír.
Cuando lo conocí, a mi llegada a San Pedro de Jujuy, este hombre rondaría los cuarenta años de edad; su estatura sería de algo así como de un metro con setenta centímetros y su buen humor imposible de cuantificar. También resultaba imposible saber cuál era su peso, obviamente excesivo, pues padecía obesidad mórbida.
Cuando lo conocí, a mi llegada a San Pedro de Jujuy, este hombre rondaría los cuarenta años de edad; su estatura sería de algo así como de un metro con setenta centímetros y su buen humor imposible de cuantificar. También resultaba imposible saber cuál era su peso, obviamente excesivo, pues padecía obesidad mórbida.
Siempre relataba alguna de sus experiencias de
vida con un dejo de humor y una exageración no disimulada; esas inverosímiles
aventuras daban la oportunidad para que todos tuviéramos siempre una sonrisa a
flor de labios.
Quienes compartíamos con él nuestras jornadas
cotidianas de trabajo presumíamos que no era muy saludable que tuviera
semejante sobrepeso; además, el hecho de trabajar como camionero no le ayudaba
a controlar su peso. Por otra parte, la juventud del “Gordo” le confería cierta
agilidad y gracia a sus desplazamientos, lo que no daba lugar a presuponer que
pasara nada malo.
Tras un par de años de mi traslado a Buenos
Aires, un día me crucé con él en las puertas de mis oficinas. Me comentó que
había comenzado a tener problemas de salud y que le habían aparecido cálculos
renales. Lógico: como no se cuidaba en las comidas, el ácido úrico elevado
había generado la creación de tales piedras, pensé.
Comenzó entonces su peregrinaje por distintos
sanatorios de la ciudad, en un tratamiento para eliminar la presencia de tan
molestos cálculos; según me comentó él mismo, al verlo una segunda vez.
Me enteré que los pícaros compañeros de
trabajos de San Pedro, ante la prolongada ausencia del Gordo a su trabajo, en uso
de licencia por enfermedad, bromeaban con que se daba un paseo turístico
gratuito por la capital del país. Decían que el Gordo “era el único que le
había sacado jugo a una piedra”.
No volvimos a encontrarnos.
Al tiempo me enteré que nos había dejado para
siempre. Me pareció increíble y muy triste.
Nunca más subestimé a la obesidad, esa
cruel enfermedad.
Hola Arturo, es triste ver como las personas sin saber los motivos de que alguien sea como es se burlen y saquen conclusiones así por las buenas, de pequeña yo he sufrido eso de las burlas por tener mi cara redondita y parecía que era gordita cuando no lo era, y la verdad que esas burlas son muy crueles tanto cuando se es niño como cuando somos ya adultos, menos mal que parece que la gente se empieza a concienciar mas y ya lo ve todo digamos mas "normal", cuando en realidad si nos paramos a pensar el que no tiene una cosa tiene otra, por eso cuando la gente se burla de alguien lo primero que debe hacer es mirarse en un espejo y después hablar.
ResponderEliminarEspero amigo que sigas bien, cuidate mucho:)
Besos.
Piruja:
EliminarSolo un ignorante y sin educar, como es -por ejemplo- todo niño, puede fijarse en la apariencia física para relacionarse con sus semejantes.
Dorian Grey, el personaje de Oscar Wilde, nos demuestra que tras la belleza física puede albergarse la mayor perversidad.
Un beso, estimada amiga.
alguna gente ignorante,aún cree que "el gordito" come por gula,que si cerrara la boca podría adelgazar.
ResponderEliminarNo saben en su ignorancia,que la obesidad es una enfermedad muy cruel,discriminatoria,que es muy dificil de superar ya que hasta hace poco ni en los círculos médicos se la tenía muy en cuenta como enfermedad sinó como algo meramente estético.
Muy buen relate,y triste...
Saludos!!!
SILDELSUR:
EliminarToda mi vida fui flaco, hasta que fui transplantado. Entonces, aumenté quince kilogramos a causa de la medicación que debía tomar.
Lo que comí no incidió en ese cambio de figura...
Con el tiempo, bajaron las dosis y mi exceso de peso.
Gracias por tu comentario.
Un gran abrazo.
Los excesos siempre son malos. La obesidad es una enfermedad que cada día afecta a más gente en este mundo desarrollado que no hace nada más que comer y ver como se deshace de las consecuencias de comer.
ResponderEliminarBesazo
Dolega:
EliminarLa comida chatarra, las hormonas, los transgénicos, lideran el listado de productos que no son saludables.
La generalización de las comunicaciones aumentó el sedentarismo.
La falta de tiempo atenta contra la preparación de comidas caseras e hizo generalizar el consumo de los alimentos preparados.
Todos estos factores, ineludibles acaso, potencian en la gente su predisposición a la obesidad.
Un beso.
En España a Laurel & Hardy le llamábamos el gordo y el flaco ,en verdad fueron muchos los años que disfrutamos de ellos.
ResponderEliminarMe has hecho recordar al gordo Porcel y Minguito dos fabulosos cómicos.
Saludos
José:
EliminarAquí también se los conocía por esa denominación.
Ya hace años que fallecieron esos artistas. Yo solía verlos, en especial a Juan Carlos Altavista (Minguito). El gordo Porcel era más procaz...
Saludos cordiales.
Ola Arturo,quando era pequena gostava demais das aventuras do Gordo e o Magro.Faziam -me dar gostosas gargalhadas,depois com o tempo veio o esquecimento.Foi muito bom recordar aquela época................Grande abraço.SU
ResponderEliminarSuzane:
EliminarNão há dúvida de que Laurel & Hardy são comediantes famosos. Nós todos amamos seus filmes.
Então, eu escolhi uma imagem do Gordo, porque depois o humor que você pode esconder um drama.
Um grande abraço.
Arturo.." El gordo "
ResponderEliminarTal vez si se hubiese cuidado sin hacer desarreglos
estaría con vida... no se siente decir que por ser gordo
y haciendo varios tratamientos lo lleven a la muerte.
¡¡¡ triste relato !!
un beso
Doris Dolly:
EliminarLa persona de esta historia trabajaba como camionero en Gas del Estado. Era muy responsable y conquistaba a todos con su simpatía.
Al morir, tenía pocos años más que cuarenta.
La empresa lo envió a tratar en Buenos Aires, en institutos de buena reputación. No poseo más detalles.
Un beso.
Es muy cruel el tratar a las personas que sufre esa enfermedad como si fuesen apestados o como si eligiesen voluntariamente tenerla.
ResponderEliminarHoy, afortunadamente, hay métodos quirúrgicos que pueden acabar con ella pero, hace unos años, era prácticamente imposible recuperarse sólo a base de ejercicio y dieta.
Un abrazo.
Belén:
EliminarLo que dices es absolutamente cierto.
En mi última reunión de egresados del secundario, algunos ex-compañeros comentaban el caso de uno de ellos, que tenía efectuado -con éxito- un cinturón gástrico.
Un gran abrazo.
Hola Arturo, todos ponen énfasis en la imagen gruesa de tu personaje. Pero olvidan lo hermoso de ser amable, simpático. Una buena persona, que regalaba buen humor, por algo dejo un buen recuerdo, lo demás son cosas de la vida.
ResponderEliminarUn gran abrazo querido amigo, sigo disfrutando tus letras.
Luis:
EliminarHas dado en el centro del blanco.
Las personas deben considerarse por su valor intrínseco. La apariencia externa no significa nada.
Este hombre se apellidaba Cazón.
Gracias por tus conceptos, mi amigazo.
Te envío un fuerte abrazo.
Entrañable personaje Arturo. Hizo sonreír a muchos de nosotros.
ResponderEliminarEs cierto que "juzgamos y clasificamos" según apariencias. Miramos sólo el exterior del edificio dejando atrás lo que realmente se aloja en él. Así funcionamos...La imagen exterior es interpretada por algunos como la prolongación de lo que llevamos cada uno de nosotros dentro, y rara vez nos escapamos sin ser examinadores o examinados a través de ella. Es nuestra tarjeta de presentación confundiendo y olvidando la parte esencial del ser; su interior... su yo verdadero.
Ardilla:
EliminarYa lo dice la letra del rock ''Sucio y desprolijo'', de Norberto ''Pappo'' Napolitano:
Yo que soy un hombre desprolijo,
no tengo conflictos con mi ser,
porque en la apariencia no me fijo,
piensan que así no puedo ser
No cambia nada estar un poco sucio,
si mi cabeza es eficaz
Un filósofo, fue el recordado y querido ''Carpo''.
Un gran abrazo.
Triste y real tu relato...
ResponderEliminarSiempre pienso que importa mucho más lo de dentro que lo de fuera. Sería gordo pero quizá era mucho más agradable que varios flacos.
Un beso grande Arturo, espero que estés muy bien, hacía tiempo que no pasaba por aquí, espero poder pasar más a menudo
Eva:
EliminarSiempre eres bienvenida en este rincón del pensamiento entre amigos.
Aquel hombre fue un trabajador responsable, respetuoso y muy simpático.
Muchas gracias por tus buenos deseos. Aprovecho para hacerte llegar los míos, en la esperanza de que tus cosas vayan muy bien.
Un beso.
Tierna su figura...
ResponderEliminarNo sabía de su vida, pero sí es muy triste.
Hay cosas que no son cuestión de estética, sino de salud.
Muchos besos
Misterio:
EliminarComo bien se dice: ''un hogar, un mundo''.
En este caso, la imagen feliz, bonachona y pintoresca del gordo, escondía un trágico destino.
Besos.
Me ha gustado mucho recordar, aunque su historia termina triste...
ResponderEliminarMontón de besos.
Misterio Azul:
EliminarA semejanza de mi compañero de tareas, Oliver Hardy debió pagar tributo a las secuelas de su obesidad.Tras bajar de peso dramáticamente, sufrió depresión y una serie de ataques cerebrovasculares, que lo llevaron a la muerte. Tenía sesenta y cinco años.
Besos.
Amigo, Arturo:
ResponderEliminarDespués de mi ausencia bloguera, ya voy cogiendo el tren en vuestros blogs, y ya estaba deseando de volver a leeros.
¡Qué bueno que lo hayas conocido! la verdad es que tenía una cara de bonachon, me parece triste lo que nos has contado, yo creo que lo importante de las personas es el interior, su caracter, lo demás es fachada externa, y nadie somos quiénes para burlarnos de los demás.
¿Sabes que cuando he visto la fotografía me has recordado mi niñez? ¡lo que me podía reir con sus películas! ¡me encantaban!
Gracias por traerlo aquí.
Un beso.
María:
EliminarUtilicé la imagen del Gordo, Oliver Hardy, por representar un caso bastante similar al de mi compañero de trabajo.
Se sabe que ambos compartían, además de la obesidad, un carácter afable, simpatía y hombría de bien.
Es muy triste y preocupante que su enfermedad hoy se propague sin control.
Muchísimas gracias por tu visita y tu comentario.
Un beso.
Me encantaba ver al Gordo y al Flaco. No sabía esto sobre su vida, muy triste. Qué lindo legado el de la risa.
ResponderEliminar;o)