Aquella tarde, el tiempo estaba caluroso,
como es de costumbre, por lo que mi casa era un horno. El pobre ventilador de
techo hacía más ruido que refrescar el ambiente.
Decidí ir hasta el bar, a tomar una limonada helada; estaba convencido de que allí el ambiente estaría más fresco, gracias al vetusto equipo de aire acondicionado que, aunque de modo insuficiente, moderaba la temperatura del local.
Decidí ir hasta el bar, a tomar una limonada helada; estaba convencido de que allí el ambiente estaría más fresco, gracias al vetusto equipo de aire acondicionado que, aunque de modo insuficiente, moderaba la temperatura del local.
Al ingresar, frente a la mesa ubicada en el
rincón más fresco del lugar, vi que estaba sentado Ignacio Bilca Gutiérrez, el
colla filósofo aficionado.
Ni bien me vio, me llamó para que lo
acompañara. Sin dudar fui hacia allí.
Desplegados sobre aquella pequeña mesa
estaban desparramados un libro encuadernado, una lapicera y su eterno anotador.
También el porrón de cerveza vacío y el vaso ordinario, con restos secos de
espuma.
Ni bien me senté a su lado, me
disparó su discurso pseudo-erudito (él no conversa, expone):
“Mire Tintín, es notable poder observar cuánto difiere la conducta de la gente; cada uno demuestra a las claras el
estadio evolutivo de su personalidad. Vemos desde actitudes infantiles mal
disimuladas, que persisten más allá de lo aconsejable, a la impostura de actuar
como si los años no hubiesen pasado.
Hay jóvenes que emplean un modo
seductor para hablar y moverse, como si
la persona que estuviese delante de ellos estuviese interesada en algún tipo de
juego de seducción. El abuso de un humor simple y directo, típico de jóvenes
adolescentes, en boca de cuarentones o quizás mayores aún, es un espectáculo cotidiano
que, con un poco de observación, cualquiera puede comprobar a diario.”
Entonces, entró al bar la Cheli, que
comenzó a saludar a todos a viva voz y con su fingida simpatía; mostraba una pollera
corta y ajustada, combinada con una solera multicolor. Estaban a la vista, como
atroz complemento, los estragos del paso del tiempo. Se acercó a nuestra mesa y
le estampó un ruidoso beso en la mejilla al colla. A mí me saludó con una
sonrisa y su mano agitada al aire.
Bilca Gutiérrez, luego de ver como la
veterana se iba al fondo del bar, me secreteó:
“Es así que abundan las muchachas que
otean a su alrededor en busca del reflejo de su imagen en algún espejo o vidrio
apropiado, en franca actitud narcisista, mientras hablan con grandilocuencia
sobre temas nimios. Con esa conducta ponen de manifiesto su inseguridad.
También pululan gentes de todo tipo y color que elevan el tono de su voz para
efectuar comentarios sobre hechos insignificantes, a sólo título de hacerse
notar.
En fin, pueblan nuestro alrededor un
número infinito de personajes raros, cada uno con su manía… y su actuación
correspondiente.
Irrita sobremanera presenciar como
gente grande actúa como un cándido, en un intento vano de mostrar una inocencia
que ya no le es propia.”
No le entendí demasiado, cuando me
dijo:
“Nada peor para la buena comunicación
entre las personas que encontrarse con alguien que transita un nivel de madurez
más avanzado que el de uno. Nos tornaremos pesados y predecibles en grado sumo:
aburriremos al interlocutor.
Lo mismo sucederá cuando quien
intenta comunicarse tiene frente a sí a alguien que está muy por debajo de su
nivel de conciencia y experiencia: no logrará hacerse entender en lo más mínimo;
el resultado en esta ocasión será que el receptor del mensaje terminará aburrido,
igual que en la otra situación. Normalmente, en estos casos, la persona más
experta simulará poseer un nivel inferior, para intentar hacerse entender por
el otro.
En aquellos casos en que una persona burda trata de parecer lo que no es y simula conocer lo que no conoce en verdad, se dan situaciones incómodas: el conocedor no sabe si poner en evidencia la farsa o reírse en silencio, o dar lugar a una situación de burla irónica hacia el pobre simulador.”
En aquellos casos en que una persona burda trata de parecer lo que no es y simula conocer lo que no conoce en verdad, se dan situaciones incómodas: el conocedor no sabe si poner en evidencia la farsa o reírse en silencio, o dar lugar a una situación de burla irónica hacia el pobre simulador.”
Estas últimas palabras las dijo casi
como un balbuceo. Parecía tener sueño.
Se despidió de mí, se dirigió hacia
la caja, pagó su consumición y se retiró a los tumbos, con una mancha de rouge
en su rostro.
Mientras el mozo tomaba mi pedido,
pensé: pobre hombre.
No se cada cual llega a esas edades lo mejor que puede e intenta adaptarse de igual manera. Lo que está claro es que cuando tenemos ese porrón de años podemos ver desde fuera actitudes que cuando estamos viviéndolas se nos escapan
ResponderEliminarUn beso
40añera:
EliminarSin dudas que un poquito de alcohol suelta la lengua y deja de lado las inhibiciones.
Es así como el callado Ignacio se despacha a gusto.
Un beso.
Hola, Arturo. Lo que le faltó decir al filósofo es que nada peor que el que se la pasa calando a otros, diciendo fulanito se apendeja, menganita es infantil, zutanito es un irresponsable esto es etiquetando a todo el mundo menos... menos a sí mismo, sin autocrítica y sin sentido del humor para sí mismos. Y ahí, en ese momento se le vino abajo toda la exposición de su teoría. Pobrecito sí. Tenés razón.
ResponderEliminarBeso grande, maestro. Siempre me hacés pensar con tus textos.
Sandra:
EliminarEn verdad, el filósofo aficionado nos habla sin filtro. Pone de manifisto su queja hacia aquello que le incomoda.
Quizá una lectura de su primer mención en este blog ayude a comprender mejor el relato y el personaje. En aquel texto se puede conocer más sobre él.
Un beso y un gran abrazo.
Ignacio Bilca Gutiérrez es un viejo conocido, ya se ha referido sobre su vida en un relato previo (ver: http://pensamientosyopinionesdearturo.blogspot.com.ar/2012/06/filosofo-aficionado.html).
ResponderEliminarEn este caso, lo encontramos en un bar, donde el relator le escapa al calor abrasador de San Pedro de Jujuy. Aquí tenemos, estimados lectores, una oportunidad para paladear su fino pensamiento.
Espero que lo disfruten.
Me quedo con esto: “Nada peor para la buena comunicación entre las personas que encontrarse con alguien que transita un nivel de madurez más avanzado que el de uno. Nos tornaremos pesados y predecibles en grado sumo: aburriremos al interlocutor.
ResponderEliminarLo mismo sucederá cuando quien intenta comunicarse tiene frente a sí a alguien que está muy por debajo de su nivel de conciencia y experiencia: no logrará hacerse entender en lo más mínimo; el resultado en esta ocasión será que el receptor del mensaje terminará aburrido, igual que en la otra situación. Normalmente, en estos casos, la persona más experta simulará poseer un nivel inferior, para intentar hacerse entender por el otro. que GRAN verdad...
Un beso grandeee, siempre es un placer leerte
Karu.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Tu mensaje llegó repetido, de modo que puse el original.
Besos.
Yo creo querido amigo, es que lo mejor es mostrarse tal cual uno es y siente. Y procurar rodearse de las personas que en verdad tu los comprendas a ellos y estos a su vez a ti te entiendan. Así se creara un dialogo fluido y ameno.
ResponderEliminarMuchos besinos de esta amiga con inmenso cariño.
Ozna:
EliminarDices bien; hay que evitar a toda costa ubicarse en un grupo de personas con motivaciones, u objetivos muy diferentes a los tuyos. Y no hablo de nivel de conocimientos, ya que en un grupo afín, es condición necesaria el intercambio de opiniones y saberes; me refiero a la ética y a la moral.
Muchos besinos, mi amiga.
Es que la vida en si,es un arte diario el saber vivirla.
ResponderEliminarLa persona observadora es la que se fija en los mínimos detalles,
Y esos mínimos detalles en verdad los que marcan la diferencia con otras personas de comportamiento natural.
Saludos
José:
EliminarHay personas que no se cuestionan a sí mismas y viven a la buena de Dios. Aunque se podría pensar que la gran mayoría tiene sueños de crecer -en el sentido de la madurez- y perfeccionarse.
Este cambio afecta de manera diversa a cada uno, lo que da como resultado sus características personales y únicas.
Saludos cordiales.
Es como poner un radiocassete pero en persona. No obstante es apasionante encontrar personas de esta categoría. Sin términos medios.
ResponderEliminarUn abrazo Arturo.
Jaal:
EliminarEl tema tocado por Ignacio es más complejo que unas pocas observaciones surgidas tras un litro de cerveza...
Cuando nos cruzamos con alguien pintoresco, es común preguntarse el por qué de su conducta extraña. En estos casos, necesitaríamos poseer muchísima información sobre su persona y su entorno, actual y pasado.
Un gran abrazo.
En definitiva: que cada uno debe mostrarse tal y como es y asumir sus carencias, del tipo que sea, sin rubor alguno.
ResponderEliminarLos sabios jamás alardean de su condición y se adaptan con naturalidad al pensamiento de quienes tienen al lado. Eso no quiere decir que se "rebajen" a ellos, más bien todo lo contrario.
Por algo se dice: "dime de qué presumes y te diré de qué careces".
Interesante.
Un abrazo.
Belén:
EliminarAl igual que el cangrejo ermitaño que se cubre con un caracol vacío, que utiliza como coraza, nosotros tomamos los pensamientos ajenos para adoptarlos y protegernos bajo ellos.
Al crecer, ambos deberemos buscar un caparazón más amplio.
Así sucede con la evolución del pensamiento; aunque no todos hallan esa caparazón apropiada para su medida.
Tal como se afirma en el post anterior, no hay sabios...
Un gran abrazo.
Bueno, Arturo, tu personaje es un filósofo de medio pelo pero diría yo que a tener en cuenta aunque se equivoque en algunos aspectos. Lo cierto es que el vino en demasía y la soledad hace estragos filosóficos de vez en cuando.
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Mos:
EliminarEn este relato el filósofo aficionado se va de boca, por culpa de la cerveza, y nos deja ver la visión cruda de su pensamiento.
Si somos librepensadores, no tenemos límites para nuestro juego interior de inquisición y respuesta; ahora, que de allí a expresar todo, hay un abismo; básicamente, porque esas observaciones carecen de la comprensión necesaria como para que expliciten el fenómeno en su totalidad.
Para dar un ejemplo: ahora está de moda el tatuaje, que es una costumbre incomprensible para mí, aunque el fenómeno debe tener alguna explicación...
Un gran abrazo.
Al filósofo lo que le falta es que alguna de sus criticadas decidiera hacerle cambiar de opinión por el medio de los hechos. :D
ResponderEliminarBesazo
Dolega:
EliminarBueno, de hecho, la Cheli es "muy cariñosa" con Ignacio.
No obstante, él bebe solo...
Triste vida es la del filósofo aficionado, como ya lo explica su relato previo (ver enlace en mi comentario inicial).
Besos.
Marilyn:
ResponderEliminar¡Feliz primavera!
Te paso la canción alusiva de Ringo Bonavena:
http://www.youtube.com/watch?v=Fa4FiYHylAc
Él era la alegría personificada en el ambiente boxístico.
Un gran abrazo.
AMIGO, PARA LOS QUE PASAMOS LOS CINCUENTA Y TANTOS...JAJAJA, POS FILOSOFAMOS CON UNAS COPAS DE MAS ENCIMA... CREO QUE A ESTAS ALTURAS LO MEJOR ES MOSTRARSE TAL CUAL SOMOS.
ResponderEliminarCOMO SIEMPRE, UN PLACER LEERTE.
UN ABRAZO
CARLOS
Innombrable:
EliminarHabida cuenta de que ahora soy abstemio por completo, no tengo la justificación de "estar alegre" para mostrarme tal y como soy.
Tenés razón en mencionar la edad -yo también pasé los cincuenta, hace diez años-; pues a estas alturas ya hay mucha vida recorrida y muy pocas ambiciones que justifiquen imposturas: no necesitamos demostrar en nuestro trabajo que somos unos genios, ni tenemos que mostrarnos seductores y atractivos, para conquistar corazones femeninos; por ello, no hay razón para mostrarnos como quienes no somos.
Un gran abrazo.
Esa gente no dialoga: hace un monólogo y creo que si los abandonamos a tiempo,ganamos tranquilidad y ellos ni se enteran!!!
ResponderEliminarsaludos!!!
SILDELSUR:
EliminarEl personaje es una contradicción; pues un ebrio critica los defectos de los demás.
Eso no quita que pueda decir algunas cuantas verdades (falacia ad-hominem).
Un abrazo.
Lo mejor es mostrarse cada uno tal y como es, sin intentar aparentar lo que no es, de todas formas, la bebida puede afectar más de la cuenta.
ResponderEliminarUn beso.
María:
EliminarSi bien tratamos de mostrar nuestras virtudes y ocultar nuestros defectos (quizá por pudor), solemos mostrar más de lo que creemos.
En definitiva, al ser sinceros nos ahorramos el trabajo de disimular aquello que los demás ya ven.
Un beso.
Querido Arturo,
ResponderEliminarle diste verba al seudo filósofo, pero al leer, curiosamente se me trastocó la imagen y te vi a ti hablando, mejor, escribiendo de esa manera.... Mira que le hiciste decir al Ignacio unas cuantas verdades, no tiene desperdicio sus argumentos.
Muy buen post nos regalaste.
Abrazos y buen domingo.
Genessis:
EliminarVos sabés bien que los personajes son obra de la mente de sus autores. En este caso, hay un contrapunto entre dos visiones de una realidad: Ignacio ve lo superficial, pero en su análisis le falta la comprensión de Tintín.
Es gracioso, una persona es tal por sus pensamientos y éstos están carentes de certezas absolutas. Esta volatilidad da origen al cambio, que se denomina experiencia y que es la medida de nuestra madurez.
Te agradezco mucho tus palabras.
Un gran abrazo.
Muy buena reflexión.
ResponderEliminarYo, más que pensar que hay cosas fuera de lugar por la edad, pienso que lo único que está fuera de lugar, es lo que no se hacer de manera natural, todo lo fingido.
Un beso.
Sakkarah:
EliminarMuchas gracias por tu visita y por tu comentario, que son bienvenidos en este espacio.
Decís lo cierto: la sinceridad siempre ha sido mejor que la hipocresía.
Besos.
Muy bueno.
ResponderEliminarTodo lo fingido hace caer en el ridículo.
Misterio Tuyo:
EliminarTe agradezco el haberte acercado a este blog, al igual que el comentar en el mismo.
Se dice que del ridículo no hay retorno, por lo que más vale no fingir.
Saludos cordiales.
Ola meu querido amigo,è bom demais ler teus excelentes textos.Parabéns por toda esta tua criatividade em escrever relatos verdadeiros ou não ,mas incríveis no seu conteúdo.Uma boa noite e meu maior abraço.Su
ResponderEliminarSuzane:
EliminarMuito obrigado pelas suas palavras. Neste caso, é uma ficção, é uma desculpa para expressar algumas idéias sobre costumes humanos.
Um grande abraço ..
Siempre llego tarde, Arturo, perdón...
ResponderEliminarCreo que es ocioso decir que hay que mostrarse tal cual uno es, con las virtudes y defectos, y hasta tal vez escondiendo un poco aquellos méritos que creamos tener.
Tus personajes son siempre tan reales, cuesta creer que no existan a la vuelta de la esquina.
Un fuerte abrazo.
HD
Humberto:
EliminarMil gracias por tus palabras. Sé que predicás con el ejemplo.
Un gran abrazo.
Vaya personaje amigo, aún siendo filósofo de pacotilla, dijo unas cuantas verdades.
ResponderEliminarComo dijo Charly, "Filosofía barata y zapatos de goma"
Me has dejado pensando, mientras te dejo un abrazo y sigo disfrutando tu prosa.
Luis:
EliminarIgnacio es un personaje que aplica su propia escala de valores para entender a la sociedad.
Desde esa óptica determina qué es virtud y qué es defecto, conceptos que no son una verdad absoluta.
Un gran abrazo.
Arturo.." Los análisis de Ignasio "
ResponderEliminarSentados en la mesa de un bar o confitería o donde sea que está el paso de la gente, es muy entretenido ver como van, vienen y sin saber donde a veces nos preguntamos y vestidos cada uno a su antojo...si el día a refrescado los hay en musculosa y los que llevan abrigadas camperas y como este ejemplo hay muchos...es muy entretenido con tal de estar bien con nosotros mismos, somos libres de ser y hacer lo que se nos ocurra .
¡¡¡ interesante relato !!!
un beso
Doris:
EliminarTienes razón, en tanto no afectemos el derecho de los demás, la libertad es el bien más preciado.
Decía mi abuela: "ande yo caliente, ríase la gente", en referencia a alguien abrigado con ropajes estrafalarios.
Un beso.
Hola Arturo, en todos sitios existen personajes así, que se las dan de lo que no son y a la larga se les cae el disfraz ya que no lo pueden mantener mas tiempo, la vida que se hace a través de una mascara, mentiras y disimulando lo que no eres, nunca llega a buen final, es una pena que existan tantas personas que hacen eso, debemos ser nosotros mismos para bien o para mal pero nosotros mismos.
ResponderEliminarBueno amigo que tengas una buena semana, cuídate mucho:)
Besos.
Piruja:
EliminarEs más práctico ser sincero, ya que a la larga la gente descubre el engaño.
Mucha gente copia modismos al hablar, vestimenta y arreglos personales de los personajes que ve en la televisión. Lo que ignoran es que -a veces- tales modelos son caricaturas, creadas para llamar la atención de la audiencia. Resulta gracioso observar estas falsificaciones de una impostura.
Que tengas felices Pascuas.
Un beso.
Cuanto disfruto de tus relatos. Vaya personaje!
ResponderEliminarMarilyn:
EliminarMuchas gracias por tus palabras, que son muy apreciadas.
Te deseo felices Pascuas.
Un gran abrazo.
La mancha de rouge...
ResponderEliminarQue bueno!!!
Toro Salvaje:
EliminarEn el relato que presenta a este personaje, se explicita su relación con las mujeres. (ver: http://pensamientosyopinionesdearturo.blogspot.com.ar/2012/06/filosofo-aficionado.html).
Un gran abrazo.