Para la ocasión, elegí
ponerme el ambo color negro, complementado con mi camisa al tono. Jacinto Portulaca me
había facilitado un grueso listón que, a modo de corbata oculta, cruzaba el
cuello de mi camisa. Parecía un predicador.
La reunión era en el saloncito del barrio, el de los Villaverde, donde se hacían las fiestas familiares, aquellas en que los vecinos festejaban casamientos, bautismos, cumpleaños y cualquier otro tipo de reunión conmemorativa.
En este caso, el motivo del festejo era la despedida de Ramoncito, el menor de los Juárez, que se iba hacia Córdoba, a internarse en el Seminario.
Organizaba todo Anacleto Massido, el más santurrón de la zona, quien tuvo la “brillante” idea de que fuese un baile de disfraces.
Así que, de a uno a la vez, comenzamos a llegar los invitados a la reunión nocturna. Pronto nos dimos cuenta de la obviedad: todos estábamos disfrazados con hábitos. Las mujeres estaban como monjas y los hombres vestidos de curas (Benito, el panadero, se vistió de Obispo); a su vez, los niños estaban ataviados como monaguillos.
Nada originales es decir poco, pues hasta Anacleto se disfrazó de monje medieval, con capucha y sandalias…
Ya de vernos tan disfrazados, comenzamos con las chanzas y las risotadas, que fueron cada vez más sonoras cuando el vino, la cerveza y el ponche (riquísimo y potente) comenzaron a hacer notar su efecto.
En un rincón estaba Ramoncito, sin disfraz, abatido, como pollo mojado. Los invitados se acercaban a besarlo y a revolverle el cabello, con palabras para la ocasión, que fueron cada vez de tono más subido, en la misma proporción en que la concentración de alcohol en sangre de los presentes aumentaba.
En un momento dado, los mellizos de la “Tota” Gonzálvez (esos chicos son la piel de Judas), disfrazados de monaguillos, comenzaron a apedrear a los automóviles que pasaban por enfrente del local.
La fiesta ya había tomado vuelo y entre el griterío de la gente se destacaba el vozarrón de Jacinto Portulaca, con sus conocidas guasadas.
Al rato, sonó el timbre que había en la cocina, salió a atender uno de los invitados, el Manolo (sí, el del bar), quien con la sotana, afeitado y peinado con fijador, estaba irreconocible. Era la policía, que venía a investigar las razones de semejante barullo.
Quien estaba al frente de la averiguación era el sargento Prudencio Díaz, hombre muy creyente, que al toparse con el Manolo, lo confundió con un sacerdote y no supo qué decir: se disculpó y se fue. A todo esto, por encima del hombro del Manolo, había visto pasar a todos los invitados, que hacían un trencito, al son de la canción “Estoy saliendo con un chabón”, cantada por Los Sultanes…
Cuentan las comadres que este sargento, al llegar a su casa, hizo mil pedazos con todas sus estampitas de santos y fue –indignadísimo- a quejarse ante el obispo.
Esa misma mañana, el bondadoso padre Aparicio hacía sus maletas, para ir a su nuevo e impensado destino: las selvas de Borneo. Las chupa cirios lloraban desconsoladas.
Al pobre de Ramoncito no le fue mejor: se ve que alguien lo reconoció al entrar, o al salir, del local, porque cuando quiso entrar al Seminario, los curas lo echaron a las patadas en el culo.
Y nadie volvió a hablar sobre este tema. Nunca más.
La reunión era en el saloncito del barrio, el de los Villaverde, donde se hacían las fiestas familiares, aquellas en que los vecinos festejaban casamientos, bautismos, cumpleaños y cualquier otro tipo de reunión conmemorativa.
En este caso, el motivo del festejo era la despedida de Ramoncito, el menor de los Juárez, que se iba hacia Córdoba, a internarse en el Seminario.
Organizaba todo Anacleto Massido, el más santurrón de la zona, quien tuvo la “brillante” idea de que fuese un baile de disfraces.
Así que, de a uno a la vez, comenzamos a llegar los invitados a la reunión nocturna. Pronto nos dimos cuenta de la obviedad: todos estábamos disfrazados con hábitos. Las mujeres estaban como monjas y los hombres vestidos de curas (Benito, el panadero, se vistió de Obispo); a su vez, los niños estaban ataviados como monaguillos.
Nada originales es decir poco, pues hasta Anacleto se disfrazó de monje medieval, con capucha y sandalias…
Ya de vernos tan disfrazados, comenzamos con las chanzas y las risotadas, que fueron cada vez más sonoras cuando el vino, la cerveza y el ponche (riquísimo y potente) comenzaron a hacer notar su efecto.
En un rincón estaba Ramoncito, sin disfraz, abatido, como pollo mojado. Los invitados se acercaban a besarlo y a revolverle el cabello, con palabras para la ocasión, que fueron cada vez de tono más subido, en la misma proporción en que la concentración de alcohol en sangre de los presentes aumentaba.
En un momento dado, los mellizos de la “Tota” Gonzálvez (esos chicos son la piel de Judas), disfrazados de monaguillos, comenzaron a apedrear a los automóviles que pasaban por enfrente del local.
La fiesta ya había tomado vuelo y entre el griterío de la gente se destacaba el vozarrón de Jacinto Portulaca, con sus conocidas guasadas.
Al rato, sonó el timbre que había en la cocina, salió a atender uno de los invitados, el Manolo (sí, el del bar), quien con la sotana, afeitado y peinado con fijador, estaba irreconocible. Era la policía, que venía a investigar las razones de semejante barullo.
Quien estaba al frente de la averiguación era el sargento Prudencio Díaz, hombre muy creyente, que al toparse con el Manolo, lo confundió con un sacerdote y no supo qué decir: se disculpó y se fue. A todo esto, por encima del hombro del Manolo, había visto pasar a todos los invitados, que hacían un trencito, al son de la canción “Estoy saliendo con un chabón”, cantada por Los Sultanes…
Cuentan las comadres que este sargento, al llegar a su casa, hizo mil pedazos con todas sus estampitas de santos y fue –indignadísimo- a quejarse ante el obispo.
Esa misma mañana, el bondadoso padre Aparicio hacía sus maletas, para ir a su nuevo e impensado destino: las selvas de Borneo. Las chupa cirios lloraban desconsoladas.
Al pobre de Ramoncito no le fue mejor: se ve que alguien lo reconoció al entrar, o al salir, del local, porque cuando quiso entrar al Seminario, los curas lo echaron a las patadas en el culo.
Y nadie volvió a hablar sobre este tema. Nunca más.
Pero qué enredo más grande! jajaja y qué bien contado,Arturo,por Dios! ...
ResponderEliminarDe pronto me vi en medio del barullo y del enredo...y me compadecí del pobre que quería ser seminarista.. ;)
Con cuánta gracia lo narras...eres todo un talentoso.
Abrazo grande, mis felicitaciones, y agradecida del buen momento!
http://expresiongraficayverbal.blogspot.com/
Maritza:
EliminarTal como narra esta historia, hay veces en que las empresas más nobles, si no están bien planeadas, pueden terminar en un completo desastre.
Al pobre Ramoncito le truncaron su vocación.
Un gran abrazo.
Pobre Ramoncito y cura párroco, jajaja.
ResponderEliminarMe he divertido leyendo el jolgorio que se montó. Lo malo es que tuvo consecuencias sobre los "llamados por Dios".
Abrazos, Arturo.
Isabel:
EliminarComo se suele decir, pagaron justos por pecadores. Al pobre muchacho le arruinaron su ilusión; pero, el bondadoso curita tuvo que poner a prueba su Fe, en medio de la selva...
Y los culpables, hicieron "mutis por el foro".
Un gran abrazo.
¡Pobre criatura y pobre cura! pero no puedo evitar reírme (imagino la cara del policía, jaja).
ResponderEliminarBesos
María:
EliminarEl pobre muchacho ha de lamentar muchísimo el haber aceptado que le hicieran su despedida. Incluso, se habrá emocionado hasta las lágrimas cuando le avisaron...
Y el padre Aparicio, que tuvo que salir bien de mañana, en ayunas del todo, para la cita intempestiva del obispo, que sin más, lo despachó a otro lado del mundo, aun no sabe el por qué.
Menos mal que yo les conté la historia, tal como fue.
Besos.
Hola Arturo, anda que bien os lo pasasteis celebrando la despedida de vuestro amigo, como me hubiese gustado ver al sargento viendo como los demás cantaban y bailaban la comba y al día siguiente rompiendo todas las estampitas jejeje, pobre Ramoncito la que le liaron:), gracias por hacernos sonreír:), que tengas un buen fin de semana amigo, cuídate.
ResponderEliminarBesos.
¡Hola, Piruja!:
EliminarYa ves que todo es mejor con una sonrisa.
El pobre sargento, cuando vio el trencito de religiosos, puso sus ojos como el dos de oros, de las barajas españolas.
Besos.
¡¡jajajajaja de Vodevil tota!! El pobre cura se pasaría el resto de su vida en la selava de Borneo preguntándose que ocurrío. jajajaja
ResponderEliminarBuenísimo Arturo.
Besazo
Dolega:
EliminarPara que haya gracia, la culpa debe recaer en algún inocente, que se verá perjudicado sin haber hecho nada.
Probablemente, el obispo hizo valer sus influencias para silenciar a los medios, evitar el bochorno y su seguro traslado a la Antártida...
Beso.
Se dice que no hay mal que por bien no venga, es una expresión española. Y eso es posible que al cabo del tiempo pueda pensar ,Ramoncito.
ResponderEliminarSaludos
José:
EliminarSeguramente, hoy es un exitoso predicador evangélico. En esa iglesia no hay examen de ingreso y , además, se fomenta el cuentapropismo...
Saludos cordiales.
Ya veo Arturo que te lo pasas muy bien n compañía de tus amigos. Me parece estupendo.
ResponderEliminarComo prometí, te saludo a la vuelta de mis vacaciones.
Un fuerte abrazo
María de los Ángeles:
EliminarBueno, digamos que, por ser el fruto de mi imaginación, podría llegar a denominarlos mis hijos. Y ya se sabe que los hijos hacen travesuras inimaginables.
Espero que hayas disfrutado mucho de tus días de descanso.
Un gran abrazo.
A Paz de Cristo,
ResponderEliminarParabéns pelo texto e também pelo blog!
PARA MEDITAR...
O AMOR DE DEUS POR NÓS!
Deus ama cada um como filho único é o amor de Deus que da sentido em continuar seguindo o caminho mesmo que a tempestade caia sem cessar e que a dor seja maior que as forças que temos para sofrer mesmo que a escuridão nos envolva e tente os ventos da injustiça apagar a pequena chama da fé mas no obscuro túnel da vida a luz do amor de Deus brilha sem cessar o amor de Deus transforma a tragédia em triunfo a maldição em benção o mal em bem o amor de Deus é o único e verdadeiro Caminho, somente o amor de Deus produz frutos aonde nunca se plantou! o amor de Deus é paciente...
tudo espera...
tudo suporta...
e jamais se acabará,
porque é eterno!!!
Acredite que apesar da distância, pertencemos ao mesmo corpo, onde Cristo é a Cabeça. Fico extremamente grata ao nosso Deus que nos proporciona esta ferramente que é a Internet, precisamente essa interação entre blogueiros, que unidos num só propósito (EVANGELIZAR) divulgam o Amor e a Salvação em Cristo Jesus.
Ficaria lisonjeada se fizesse parte com sua preciosa presença do quadro de seguidores. Está faltando você no FRUTO DO ESPÌRITO.
A propósito, caso ainda não esteja seguindo o meu blog deixo aqui o convite:
Fruto do Espírito
Minha Fan Page
P.S. Convido a conhecer o blog do irmão J.C.de Araújo Jorge.
Mensagens atuais, algumas polêmicas, porém edificantes...
Acesse e confira:
Discípulo de Cristo
Em Cristo,
***Lucy***
Lucy:
EliminarMuito obrigado por seu comentário e por sua presença neste espaço. Agradeço, também, as suas palavras bem-intencionadas, como o seu amável convite.
Preciso que você saiba que eu tenho outras idéias sobre o tópico que você mencionou, por isso não posso aceitar a sua oferta generosa.
Como eu acredito na diversidade e livre pensamento, com isso, eu vejo que você encontrou a felicidade à sua maneira.
Um grande abraço.
Genial situación de equívocos, le queda abierto irse de monje budista.
ResponderEliminarCarlos:
EliminarComo dije más arriba, quizá se le de por hacerse predicador televisivo, ya que el libreto -más o menos- le es conocido; además, tal actividad le resultaría muchísimo más rentable.
Un gran abrazo.
FELIZ DIA DEL AMIGO !!
ResponderEliminarARTURO, tuve el inmenso placer de conocerte personalmente, gracias por abrirme las puertas de tu hogar y de tu corazón, siempre te recuerdo.
Te quiero mucho !
hasta pronto !
Meryross:
EliminarMuchas gracias por tu saludo e igualmente vaya el mío para ti.
Te recuerdo muy bien y con gratitud y alegría, porque sos una mujer maravillosa: bondadosa y generosa como pocos.
Tené por seguro mi afecto personal, que es el de mi familia también.
Un beso.
Muy entretenido tu relato, pero el padre... no estaba en la fiesta, no?
ResponderEliminar:) Un beso
Mara Azul:
EliminarEl bondadoso padre Aparicio ni se enteró de la existencia de tal fiesta. La idea es que lo culpó el obispo -por las dudas- para salvarse de caer él. Toda la gente creería que fueron religiosos, en vez de gente disfrazada...
Un beso.
Como siempre Arturo, tu prosa es maravillosa, tu humor contagia además de contar historias reales pero con el condimento de tu imaginación.
ResponderEliminarMuy bueno AMIGO y como dijo Mery feliz día amigo.
Luis:
EliminarMuchas gracias por tu comentario y por tu saludo, que retribuyo de igual modo. Me halaga que creas en la verosimilitud del texto. Pero, todo es solo un cuento, una ficción.
Se me ocurrió que sería gracioso imaginar una historia de disfrazados como sacerdotes (años atrás, mediante la manipulación de una foto, había disfrazado como cura a un amigo anticlerical), que cometían algún tipo de desmán. A continuación, describí la introducción, puse detalles menores, incluí la copiosa ingesta de alcohol e ideé lo del policía desengañado. Luego, fue el turno del remate, con el exilio del curita inocente y el rechazo de Ramoncito. Agregué la frase final, como el gran secreto guardado por los culpables y comencé la corrección del argumento.
Puse los mellizos dañinos y los gritos de Portulaca para justificar la llegada del policía y la parte que menciona que a Ramoncito lo vieron y lo reconocieron, porque no tenía disfraz, para justificar la acción en el Seminario. Y lista la historia.
No sé que tan bueno será el cuento; pero, te aseguro que me divertí y reí solo…
Un gran abrazo, mi AMIGO.
Muy gracioso, Arturo, pero también deja una reflexión: Todos se divierten, pero siempre salen perdiendo los más inocentes.
ResponderEliminarTus historia son únicas.
Un abrazo.
HD
Humberto:
EliminarDespués de semejante festichola (eliminé aquellos pasajes más osados), es lógico que hubiera consecuencias: el obispo trajo a un cura agrio y más seco que charqui; al convento de monjas le cambió todas las cerraduras y los invitados no aparecieron en misa por miedo a que el nuevo cura les diera por las muelas...
Gracias por tus palabras.
Un gran abrazo.
¡Pues de buena se libró Ramoncito! Desde luego la curia no anda sobrada de sentido del humor, pero yo me imagino al obispo partiéndose de risa cuando se lo contaran. Es más, se debería instituir el Día de la fiesta de Ramoncito y celebrarla cada año. Me ha encantado Arturo, es digno de un guión de cine. Mejor dicho: es digno de tí. Besos.
ResponderEliminarAntonia:
EliminarEl que no se reiría nunca es el bondadoso padre Aparicio, perdido en medio de la selva y con malaria.
Muchas gracias por tus generosas palabras.
Besos.
Mil de gracias mi querido y admirado amigo por obsequiarnos tus bellas e insuperables historias.
ResponderEliminarMuchos besinos de esta amiga que te quiere un montón y siempre te lleva en el corazón.
OZNA-OZNA:
EliminarMe quedo sin palabras para agradecer tu infinita bondad. Es un gustazo y un lujo considerarme tu amigo.
Te envío un montonazo de besinos.
Muy ameno y ocurrente tu relato. Qué orignal la fiesta de disfraces de curas y monjas, y pobre Ramoncito! Muy bien escrito!
ResponderEliminarun abrazo!
Marilyn:
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Es de imaginar en lo divertida y desaforada que se habrá convertido tal fiesta.
De solo pensar el tipo de consejos que los invitados borrachos le habrían dado a Ramoncito, ya me río.
Un gran abrazo.
Arturo pero qué bien os lo pasásteis en la despedida, aunque aysssss pobre Ramoncito, y cura jajajajaja.
ResponderEliminarUn beso.
María:
EliminarEs pura ficción, ideada en un momento de inspiración y humor. Aunque la intención fue darle un viso de verosimilitud y cierta gracia.
Besos.
Arturo... " El equívoco "
ResponderEliminarEl destino de Ramoncito no era el seminario.....me ha encantado
la foto de las monjas jajaja...linda ocurrencia para disfrazarse...y me imagino
a los curas.
Cuando voy a una fiesta y se forma el trencito me engancho porque me divierte
mucho.
¡¡¡ divertido relato !!!
un beso
Doris Dolly:
EliminarHacer el trencito es divertidísimo, siempre y cuando no sea uno el último vagón. Porque es probable terminnar por el suelo...
Imagino que, debido a tu faz actoral, te habrás caracterizado de muchas maneras.
Besos.
Jaja, pues vaya fiestecita que acabó con el catolicismo del barrio. La verdad que a pesar de equívoco también hay una buena dosis de intransigencia, jo, si sólo era una fiesta ¡qué culpa etnía el señor cura! y el pobre seminarista, ya ves, ni llegó a entrar.
ResponderEliminarQué buena historia Arturo. Besos desde mi mar.
Yashira:
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Como muestra el cuento, la fiesta la disfrutan unos y los platos rotos los pagan aquellos que no participaron.
Y que disfrutes de tu mar, que aquí está el Señor Invierno...
Besos.
Ola caro Arturo,achei sensacional e hilariante a historia que nos conta nesta ótima postagem.Meu grande abraço.SU
ResponderEliminarSuzane:
EliminarMuito obrigado pelo seu comentário, o ideal para as férias de Francisco viagem ao Brasil ...
Embora, o partido da história é muito diferente do outro.
Um grande abraço.