miércoles, 16 de enero de 2013

Don Benítez

Chipá
¿Mbaépa né coé?
- I porá nte, ¿jhandé?
- I porá nte, aveí. (*) 
Así nos saludábamos todas las mañanas con Don Marciano Benítez, un paraguayo que asomaba su rostro sonriente y simpático por la ventanilla del almacén, en aquel taller de rectificado de motores donde trabajábamos.
Él me enseñó esas pocas palabras en guaraní, su idioma natal, del que manifestaba -con orgullo- no sólo saber hablarlo, sino también escribirlo.

Alberto J. Armando- Presidente Boca Jrs.
Era oriundo de Villa Rica; robusto, de tez cetrina y de un pelo negro que insinuaba algunas pocas canas. Era bastante parecido a Alberto J. Armando, aquel recordado presidente de Boca Juniors en la década de los sesenta, la semejanza era notable pues ambos utilizaban sendos anteojos, con el armazón negro, construidos en celuloide.
Con él charlábamos de todo un poco, pues generalmente mencionaba temas que causaban mi curiosidad de muchacho de veinte años. Con él aprendí del chipá (un bocadillo hecho con almidón de mandioca, queso duro, leche, huevos, manteca y sal), del tereré (agua fría y yerba mate) y también de la sopa paraguaya (harina de maíz, cebolla y queso).
Sopa paraguaya
Permanecer bajo un tinglado de chapa galvanizada y sin ningún elemento aislante, como era el caso de aquel taller, hacía insoportable trabajar durante el verano. En tal situación, Don Benítez me enseñó un método efectivo para calmar mi sed: debía beber mate cocido enfriado, que no era el tereré. Aprendí a preparar ese brebaje con el mayor entusiasmo, aunque el mismo me saliera tan fuerte, que más bien pareciera tratarse de café negro.Aún me fascina la simpleza de este humilde trabajador, que no necesitaba de más conocimientos para ganarse el peso honradamente.
Recuerdo con nostalgia cuando me entregaba unos pequeños fardos de trapo seleccionado, para que los empleara en la tarea de limpieza, tanto de mis manos como de las piezas mecánicas; se trataba de un codiciado insumo, como en cualquier taller mecánico.
Este hombre, incansable y siempre comedido, como parte de su labor debía acomodar los repuestos que se guardaban dentro del almacén, y era tan fuerte que los trasladaba a pulso, incluso los pesados y voluminosos bloques de cilindros de los motores de camión.
Ante mi frecuente pregunta:
— ¿Cómo anda Don Benítez?, —me respondía:
— ¡Siempre con ganas!
En una oportunidad, me refirió que su padre aún vivía y estaba en el Paraguay; que era un hombre muy fuerte, que tendría por entonces algo así como cien años de edad.  Y que no obstante aún le gustaba tomar algunas bebidas alcohólicas; además, que no se olvidaba de las damas.
Sabía algunas palabras en alemán, que había aprendido en un trabajo anterior, y me enseñó.  Diré que hoy recuerdo unas muy pocas, como ser: “Herr Benítez”. 
Tiempo después, en cambio, me entristeció mucho: fue cuando le oí decir que había recibido la noticia sobre la muerte de su padre... ¡y él estaba tan lejos!
Si bien el paso de los años y los cambios que traen consigo me alejaron de ese mundo, a veces pienso que, si por esas casualidades de la vida, fuese de visita a aquel taller, lo encontraría todavía tras esa ventanilla del almacén.

(*) ¿Cómo ha amanecido?
    -  Yo, bien, ¿y usted?
    -
  Yo, bien, también.

19 comentarios:

  1. De la gente sencilla y noble nunca se olvida uno, Arturo. Por otro lado, siempre se aprende algo con ellos y es muy positivo "mezclarse" con otras costumbres porque nos enriquece.
    Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mos:
      El Paraguay ha sido un país destruido por la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), donde se enfrentó a Argentina, Brasil y Uruguay. El motivo fue la imposición del dominio británico en esta zona del continente.
      Tras la contienda, casi no quedaron hombres en ese país, a tal punto que le llevó cerca de un siglo alcanzar una población masculina similar.
      Las condiciones de pobreza hicieron que miles de paraguayos emigrasen hacia mi país, donde se los reconoce por su gentilicio.
      Preferentemente, los hombres se ocuparon de la construcción y otros oficios afines, las mujeres como servicio doméstico.
      Son bilingües, pues hablan guaraní y un castellano pobre.
      Si bien sus vidas han sido duras, han progresado al igual que cualquier emigrante europeo, que también llegaba con un bagaje cultural e instrucción similares.
      Este personaje de la anécdota me instruyó en cuestiones muy básicas de su cultura; esto es, cuando yo solo tenía veinte años.
      Su responsabilidad hacia el trabajo y su esfuerzo en el cumplimiento de la tarea eran notables.
      Supuse un acto de justicia el recordarlo, pues dejé de saber de él en 1975, cuando este hombre contaría con cincuenta y tantos años.
      Un gran abrazo.

      Eliminar
  2. Es un lección de vida en tres palabras ¡Siempre con ganas! Personas admirables que nos marcan.

    Saludos Arturo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jaal:
      Era rarísimo el hallarlo sin hacer nada, pues siempre estaba ocupado.
      Solo que cuando yo me arrimaba a la ventanilla donde atendía el almacén, lo distraía para charlar algo. siempre estaba bien predispuesto para cualquier pedido que se le hiciese.
      Un gran abrazo.

      Eliminar
  3. Hola, Arturo: esa foto que pones de la sopa paraguaya, se parece a un bizcocho. Tiene muy buena pinta. En mi tierra el maíz tiene también su historia, pues una vez que llegó de América, se utilizó como pienso para ganado y también para comer la gente. En mi casa, en mi vieja casa familiar, cuando aún vivíamos en ella, al acabarse la reserva de trigo y mientras no llegaba la nueva cosecha, comíamos pan de maíz. Lo horneábamos en hogazas grandes y, como nos resultaba muy pesado, lo cortábamos en lonchas finas, lo tostábamos encima de la chapa de hierro de la cocina y luego lo migábamos en leche. También se hacían gachas.
    Algunos personajes, no sabemos por qué, nos impresionan y guardamos de ellos recuerdos agradables algunas veces y otras, no tanto. Sobre todo, de niños, nos llaman la atención las personas muy robustas,será porque los vemos enormes desde nuestra pequeñez.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aurora:
      La harina de maíz la he comido, desde que era chico, como polenta (gacha semidura), hervida con el agregado de queso (del blando y derretido, en el interior del preparado y del duro, en el gratinado), más tuco. También comía el pan de maíz, que es dulce -creo que lleva miel y azúcar- y muy sabroso.
      Para la comida siempre ha sido el pan francés, en diferentes tamaños, el que acompñó las comidas y las colaciones.
      Mi esposa, que se crió en el interior, ha sido alimentada con comida más natural, elaborada toda en casa; mientras que yo -por haber vivido en una ciudad- me alimenté con productos más manufacturados.
      Podría decir que, con Don Benítez, proseguí mi aprendizaje de la vida; algo iniciado en su momento por mis familiares y vecinos.
      Un gran abrazo.

      Eliminar
  4. Hola Arturo, suele pasar siempre que las personas mas sencillas y de buen corazón son las que mas huella nos dejan, fíjate el hombre como te enseñaba su idioma de origen y te enseño hacer ese mate especial, se preocupaba por tu bienestar en el trabajo para que estuvieses mejor en el, otro igualmente hubiese dicho ya te apañaras pero Don Benitez no, como cambian los signicados de las cosas de un país a otro, sabes?, la foto que has puesto que pone sopa paraguaya, aquí es un bizcocho dulce que puede ser de almendras o lo que le quieras echar pero siempre es un bizcocho, espero que hayas amanecido bien también amigo, cuídate:)

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Piruja:
      El relacionarme con gente sincera y sencilla siempre me dio buenos resultados, pues pude apreciar diferentes visiones de la realidad. Supongo que todo habrá sido porque veían en mí un sincero deseo de escucharlos.
      Provengo de una familia de gente simple, que no conoce de riquezas, lo que hace que se preocupen por vivir bien con aquello que tienen o se halla a su alcance tener.
      Conozco del sufrimiento de gente que ha tenido alguna equivocación y la dicha de quienes tuvieron la fortuna de no haberse equivocado; sé que -quizá- ha sido el azar el culpable de tal disparidad.
      Al conocer sus vivencias y su sentir, puedo imaginar su punto de vista, que inmerecidamente es bastardeado por otros, que creen saber mucho.
      Gracias por tus deseos, mi amiga. Espero que tú también la pases de maravillas.
      Besos.

      Eliminar
  5. Es curioso como aparecen personajes en nuestra vida, algunos mejor ni recordar pero otros nos dejan tal huella que le recordamos e incluso añoramos,a veces más que a un familiar, y todo por darnos unas clases magistrales de vida y experiencia que solo los años nos otorgan.
    Me gustan las historias que hablan de personas reales y esta sin duda, lo es.
    Besos de gofio, por cierto por esta tierra donde habito el millo lo comemos como una verdura guisado y con costillas de cerdo (comida típica de este lugar) o para hacer el nutritivo Gofio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gloria:
      De manera constante se cruza gente en nuestra vida; pero, solo unos pocos quedan grabados en nuestra conciencia. Son aquellos que aportan lo novedoso, los que nos enseñan algo impensado, los que se ganan nuestra confianza y amistad.
      Son pocos, muy pocos para lo que dura una vida promedio.
      Están los compinches, aquellos amigos que, desde nuestra misma generación, nos ayudan a mimetizarnos con el conjunto; los mayores, que nos instruyen cuando somos chicos, o aun adolescentes. Y por último, los trascendentales, que serían aquellas personas que nos hacen ver las cosas de diferente manera y nos enriquecen la visión. Don Benítez corresponde a la transición entre los mayores y los trascendentes.
      Esta clasificación amerita un desarrollo extenso que -para fortuna de todos- no he de explayar ahora. A lo largo de mis textos en el blog desfilan, incesantes, estos individuos.
      Al choclo lo comemos cuando el grano está en su punto (es decir, cuando al punzar con la uña de un dedo, salta el jugo lechoso que contiene dentro); siempre lo comí hervido y bien caliente, a punto tal que quemase los dedos; también como ingrediente de un puchero criollo o de un cocido español (comidas similares, pero diferentes). Con las hojas del maíz se envuelven las riquísimas humitas y también los tamales.
      El gofio no se vende más en la Argentina; escuché que, de chicos, mis padres y tíos solían ingerirlo como golosina; pero, que luego se dejó de vender, pues los niños se atragantaban con su polvillo. Por otra parte, cayó en desgracia en la valoración cultural; al punto tal que, para identificar a un chico como poco listo, se lo llamaba "alimentado con gofio".
      Me contaron que venía en pequeñas bolsitas, que dificultaban guardarlo en los bolsillos; además, el poder adquisitivo hizo que comprasen caramelos, chupetines, chocolatines o maíz inflado, que eran más prácticos.
      Aquí, al maíz, para cocinarlo, se lo emplea molido y con esa harina se hace polenta; y con la fécula de maíz, se hacen postres y alfajores de dulce de leche.
      Creo que me he perdido de algo rico...
      Besos de dulce de leche (por desgracia, gofio, no consigo).

      Eliminar
  6. Sin duda todo un personaje que no me extraña te haya dejado esa huella. Hay personajes ajenos a nossotros que aparecen en nuestras vidas que apreciamos e incluso extrañamos más que a un familiar.
    Me gustan las historias reales y esta sin duda lo es.
    no se si te apreceran tres comentarios míos porque le doy a publicar y me da error.
    besos de gofio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gloria:
      Quédate tranquila, tus tres comentarios llegaron bien. A uno de ellos, por estar reptido, no lo publiqué.
      Hay veces en los que el software de la máquina que envía los comentarios tiene problemas para visualizar esos mensajes. Desde mi vieja PC no puedo comentar, pues se pierden las entradas, por lo que debo utilizar unicamente este notebook, con Windows 7.
      Otro beso, también de dulce de leche.

      Eliminar
  7. Amigo Arturo, la vida es como un tren en el que en cada estación las personas van dejando huellas, algunas personas más que otras, pero sobre todo, de las que más nos llenan, y siempre es grato que vengan a nuestra memoria recuerdos pasados de grandes personas.

    Gracias, por hacer entradas siempre tan entrañables, es un honor estar en tu rincón.

    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. María:
      Se podría decir que en ese tren, este ambiente interblogs es un tramo feliz de la travesía. Practicamente todas las personas con quienes interactúo me parecen maravillosas, cada uno en su singularidad.
      He tenido la gran fortuna de compartir un rato -que de tan bueno pasó muy rápido- con cuatro personas que viven en mi país. tú vives en la Patria de mis mayores, demasiado lejos para conocerte, aunque estoy seguro que, de haberte llegado a casa, serías motivo de tanta dicha para mí, como ellos lo fueron entonces.
      Quizá algún día recordemos estos momentos con nostalgica alegría.
      Incluso, podría resultar que -en el futuro- yo pueda ser el "Don Benítez" de alguno de ustedes (sería un honor enorme).
      Besos.

      Eliminar
  8. Es cierto, de las personas sencillas es de quienes más se aprende. Sencillez no es simplismo. "Siempre con ganas" demostraba su tesón.
    ¿Qué habrá sido de él? A veces nos cruzamos con personas que de algún modo marcarán nuestras vidas y ciertamente dan ganas de saber qué fue de... Lindo recuerdo, Arturo! Abrazo va!

    P.S./ El chipá es riquísimo con el mate, ¡Un verdadero vicio!!!! Qué rico, por favor!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sandra:
      Siempre me sentí cómodo en compañía de la buena gente, que no necesariamente era "la gente como uno".
      Y siempre oculté mi condición de profesional, pues eso genera las barreras del prejuicio. Esto llegó al punto de que familiares de mi esposa no sabían de mis estudios.
      Y ya que mencionás al chipá, te comento que Melisa los prepara muy ricos; así que, cuando tengas ganas, avisá y acercate a matear al rancho, junto con ella y con mi esposa. Incluso hasta podría haber lemmon pie, o cupcakes, o budines.
      No te preocupes, que tenemos bici fija, para que compenses despúes el pecado de gula al que te inducimos.
      Un gran abrazo.

      Eliminar
  9. Patricja:
    Thanks for your comment. You're wellcome here.
    I saw your blog, and I liked the photos, you had done a very nice job.
    Best regards.

    ResponderEliminar
  10. Precioso y tierno retrato. Me encantó que nos ofrecieras esas palabras en guaraní, es un preciosa idioma. Siempre quise encontrar a alguien que pudiera hablarlo, pero me he tenido que conformar con leerlo a veces, casi siempre en palabritas sueltas. Un nativo, qué envidia!
    Muchos abrazos, voy por ahí a leer otras de tus cositas!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Alba:
      Eres bienvenida a este espacio, donde antes que erudición se buscan el intercambio y el aprendizaje, en una atmósfera amistosa.
      Lamentablemente, no pude acentuar las palabras guaraníes como corresponde, pues en esa lengua se emplea un símbolo, a modo de tilde, que da la pronunciación característica de las vocales, algo más guturales que en el castellano, donde se aprecia un sonido mezclado como de la letra ele. El símbolo es cuestión es una uve, invertida y pequeña, ubicada sobre la vocal.
      Espero que te agrade la visita.
      Un gran abrazo.

      Eliminar

Me interesa conocer tu opinión respecto a lo que has leído: