lunes, 30 de julio de 2012

El Indio Sport Club

A mediados de la década del treinta, una familia se radicó en el barrio de Versailles. Allí crecieron todos sus hijos, hasta que se hicieron grandes.
Una familia grande, con tres varones y una madre que le daba un enorme valor a la niñez, ya que la suya fue triste; se llamaba Amanda Martínez, mi abuela. Ella, en compañía con mi abuelo, hicieron que esa casa fuera poco menos que el club del barrio.
Por allí desfilaron -desde siempre- todos los amigos de mis tíos, más sus primos, infinidad de parientes y de vecinos. Eran épocas de puertas abiertas y las de mis abuelos se destacaban entre todas. Esa casa maravillosa estaba en Dupuy 789, casi esquina Elpidio González (entonces llamada Indio).
Mis otros abuelos, los asturianos Menéndez, poseían un almacén de barrio, situado en la esquina de Echenagucía e Indio, es decir a una cuadra de distancia de la casa de los Bravo. Mi padre, amigo de la infancia (y de toda la vida) del mayor de mis tíos, se pasaba las horas enteras en aquella casa ajena. A nadie le extrañó que un día se pusiera de novio con la quinceañera de los Bravo.
En un tiempo, hubo una vía férrea que corría entre las calles Yrigoyen y Ruiz de los Llanos; aquella vía dividió para siempre a los habitantes de los barrios situados a cada lado de ella.
Años más tarde, sobre esa traza, ya desprovista de las vías, existieron infinidad de potreros (presuntuosamente llamados canchas) donde practicar el fútbol. Por entonces, no había barrio en la ciudad que se precie de tal y que no tuviera su propio equipo de fútbol.
En el caso de los vecinos de “Yrigoyen para acá”, es decir hacia Dupuy, existió el Indio Sport Club. Ahí estaban todos mis familiares, aún antes de emparentarse entre ellos. Mis abuelos, tíos y mi padre participaron activamente en ese club. Con ese equipo de fútbol se jugaron partidos amistosos, denominados desafíos, con formaciones de otros barrios, incluso aquellos de los vecinos de atrás de la vía...
Desde que tengo memoria, he escuchado el comentario melancólico de aquella vez en que el modesto equipo de barrio llegó a jugar la final del campeonato "Toddy", patrocinado por la cocoa que daba nombre a la competencia. Salieron segundos.
Quiero imaginar que los picados informales de los fines de semana se tornaban interminables. Allí participaban desde los mayores hasta los más jóvenes, partido tras partido. Mi abuelo materno, con cincuenta años a cuestas, jugaba en esos potreros junto a la muchachada.
Familiares y amistades de aquella época. Parado al centro, de vestimenta clara, mi padre.
De todo aquel universo, ajeno pero familiar, de sus vivencias, las más de ellas de completa candidez y sana diversión, me han quedado fotografías. Allí, mis familiares siempre se me presentan irreconocibles, por lo jóvenes.
Una de ellas, tiene la particularidad de reunir a todos los varones de ambas familias: abuelos, padre, tíos y hasta algún primo de mis tíos; por tal razón, como homenaje personal hacia ellos, ilustra este texto nostálgico.
          

26 comentarios:

  1. BARRIO,perdoná si al evocarte se me pianta un lagrimón, eso me sucede cuando regreso a mi barrio,ya nada es igual ,las calles de tierra fueron pavimentadas,el ombú donde yo jugaba con mis amigas lo podaron, la canchita de futbol fué ocupado por nuevas casas,y mis abuelos y tios ya se han ido,
    ARTURO, que linda familia has tenido se nota por tanta calidéz que manifiestas en tus escritos.
    besitos

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    1. Meryross:
      De todos ellos, hoy me queda solo la vieja, que -a sus ochenta y dos- está mucho mejor de salud que yo.
      Pese a que no viví aquella época, la de ellos, las constantes referencias a hechos de entonces han logrado que los recuerde como propios.
      Infinidad de anécdotas, descripciones de vecinos pintorescos (que no he reflejado en mis escritos), la descripción de una vida simple, sin demasiadas preocupaciones, llenaba sus expectativas y alimentaron mi imaginación.
      Un beso.
      Mi niñez y primeros años de la adolescencia fueron similares a

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  2. Arturo seguimos diciendo que todo tiempo pasado fue mejor, puede que no sea así, pero fue lo que vivimos, sobre todo "Disfrutamos", algo que hoy los pibes no conocen. Hermoso recuerdo amigo.
    Un abrazo.

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    1. Luis:
      Es que las primeras etapas de la vida son las de los descubrimientos, las de la alegría de pensar en un futuro mejor. Todo eso se graba en la mente de las personas.
      Cuando maduramos, comenzamos a ver las cosas como realmente son, la realidad nos pone enfrente a nuestras limitaciones, a nuestros errores, o al simple resultado de nustra suerte, buena o mala. Pero la magia, eso sí que desapareció, solo se guarda en aquellos recuerdos idealizados.
      Recuerdo a mis abuelos hablarme de su niñez o de juventud; y luego, quedarse con la mirada perdida, mientras su mente recreaba aquellos momentos de dicha pretérita.
      Es ley de vida.
      Un gran abrazo.

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  3. Arturo..." El indio football club "

    Muy lindo relato con bellos recuerdos de tu gran familia, y que hermoso seguir unidos por màs que pase el tiempo y lleguen nuevas generaciones, que se iràn agregando para formar nuevos equipos de futbol.
    Que homenaje ademàs de la foto le has dedicado a todos ellos.... tu papà lo veo parecido a ti.

    ¡¡¡ muy interesante !!!

    un beso

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    1. Doris Dolly:
      Muchas gracias por tus palabras, tan hermosas para mi sentir.
      Mi padre era de piel muy blanca, de cabellos y ojos negros.
      De él heredé ciertas caracteristicas no predominantes, en el rostro, la voz y las manos; digamos que soy como mi madre y su familia: cabellos castaño claro (ya con bastantes canas) y ojos almendrados.
      En homenaje a mi padre fue que edité el post siguiente:

      http://pensamientosyopinionesdearturo.blogspot.com.ar/2012/02/normal-0-21-false-false-false-es-ar-x_4296.html

      Espero que se entienda el mensaje.
      Un beso.

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  4. Hola Arturo, que bonito y tierno homenaje que les haces a tus antepasados, esto me ha recodado a mi madre que era también así, le gustaba tener siempre cerca a sus hermanos y demás familia, y en cuanto encontraba la ocasión ya les reunía a todos con tal de estar y pasar juntos ese día u noche, pero el caso era ese estar todos juntos, me acuerdo que era bonito, yo era pequeña pero veías a todos tus tíos con las esposas, primos y esa alegría que ya no se ve, porque eso ya no se hace, ahora las familias se juntan pero lo justito.
    Me gusto mucho tu entrada y los recuerdos que tenemos los dos con ella:), gracias.

    Besos.

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    1. Piruja:
      Mi abuela Amanda era una mujer maravillosa. Tuvo la desgracia de quedar huérfana a tierna edad: primero fue la madre, luego el padre, por lo que se crió con la familia de la mayor de las hermanas.
      En aquellos tiempos, al menos entre los gallegos, el segundo hermano se debía hacer cargo de la familia del primero, si este fallecía. Así lo hizo: se casó con Amparo, aun una adolescente y llevó con él a toda la familia restante: Herminia, Amanda, Diego y Abelardo.
      Esos cinco hermanos fueron lo más unido que uno se pueda imaginar. Y mi abuela era la que reunía a su alrededor a hijos y sobrinos.
      Era mujer de muy fuerte carácter, sin embargo a los nietos jamás nos puso mala cara, era todo bondad y cuidados. Supongo que no deseaba que sufriéramos nunca...
      Besos.

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  5. ¡Que precioso! Además la frase más reveladora de todas. Eran tiempos de puertas abiertas. Así era, tiempos en que de niños simplemente salías corriendo y entrabas en la casa del amigo al grito infantil del ¡Hoooolas!
    Me ha encantado la historia y tu familia era una familia de guapos Ehhh.
    Besazo

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    1. Dolega:
      Pese a ser una familia humilde, trabajadora, pero sin lujos, siempre había algún chico en esa casa que se quedaba a merendar, o a comer. Ni hablar de los sobrinos, ya que se podría decir -sin temor a exagerar- que casi crió a más de uno de ellos. Uno de ellos -en la foto está en cuclillas y es el tercero desde la derecha- salvó su vida al ser amamantado por mi abuela, cuando padeció diarrea estival.
      Todos adoraban a mis abuelos.
      La radio, con su música de tangos estaba prendida todo el día y mi abuelo tomaba mate a rabiar, para desgracia de mi madre que le tenía que cebar cada uno de ellos. Él era muy cariñoso con los nietos, teníamos locura por estar a su lado. En la foto, es el segundo desde la derecha.
      Un beso.

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  6. Arturo:
    A mi estos temas me emocionan mucho. Creo que te he comentado anteriormente que mi familia es muy numerosa también, y aunque nuestras costumbres y las vuestras quizás sean algo diferente, tus nostalgias, tus recuerdos sobre la niñez me traen los míos a la cabeza.
    Es cierto, antes todas las puertas andaban abiertas, no es como ahora, que vivimos una época de individualismo. No se notan las navidades, ni verbenas: todo el mundo anda con las puertas cerradas. Hasta las familias han dejado de reunirse como antes, que éramos tantos y siempre había un plato de comida para algún comensal de última hora.
    Me ha encantado ver esa fotografía de los hombres de tu familia, todos varones solemnes y guapísimos. Pero dime ¿tu padre es el cuarto por la izquierda?

    un abrazo casto pero fuerte, apretado, como decís por allá.

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    1. Ángela:
      Mi familia paterna era reducida, cuando nos juntábamos llegaríamos a la quince personas, a los que se sumaban algunos amigos más.
      La familia de mi madre era un batallón. Para la fiesta de Fin de Año y Año Nuevo, solíamos llegar a cerca de veinticinco o treinta, más los amigos circunstanciales.
      No es de extrañar que mis familiares te parezcan guapos: mi padre era hijo de asturianos (él uno más de entre todos ellos, podrás decir), mis tíos tenían tres de los cuatro abuelos nacidos en España. Sin embargo, sus vidas eran el tango y el fútbol, a muerte.
      Su porte y sus rostros serían de lo más común para cualquier española. Tú quizás no lo notes, pero yo que he nacido en un país cosmopolita, enseguida detecto la belleza de una descendiente de españoles; debe tenerlo en la sangre, supongo. Mi esposa lleva por apellidos Mercado y Farías, como puedes ver, no son polacos.
      Acertaste, mi padre es el cuarto desde la izquierda, quizás con veinte años, o un poco más.
      Me encanta tu expresión beso casto, o abrazo casto. Aquí solo se conoce ese tipo de abrazos, ya que los de la intimidad no se mencionan nunca. Nos abrazamos con quienes tenemos un aprecio mutuo, sea un familiar o un amigo.
      Los argentinos nos saludamos con besos en la mejilla, es lo más común: si me presentasen a cualquier mujer, le beso la mejilla y ella hace lo mismo. Hacer lo contrario sería descortés, pues besarse es una señal inequívoca de amistad.
      Entonces, un beso.

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    2. Bueno, lo del abrazo casto es una broma que suelo utilizar. Claro, un abrazo siempre es casto, aunque puede suceder que alguna mano se deslice un poco y se salga del territorio digamos... decente. Tengo muchos amigos argentinos por la red, Arturo, y sois maravillosos, en serio; escribís de fábula, sin errores, sois imaginativos y pulcros en la redacción. Además sois muy respetuosos con las mujeres: doy fe. También aquí se estila lo del beso en la cara, solemos dar dos: uno por mejilla.
      En fin, dos besos. :)

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    3. Ángela:
      Ya sabía aquello de saludar con los dos besos.
      Siempre la tuve asociada a una costumbre atribuida a los franceses; aunque, pareciera estar mucho más extendida.
      Respecto a tu opinión sobre mis compatriotas, es claro que has conocido gente de la más instruida, ya que -como toda sociedad que se precie- "hay de todo, como en botica".
      Si quisieras conocer a una sociedad, lee los comentarios dejados en la página web de un periódico de gran tirada. Verías cuántos ignorantes y necios pululan por ahí.
      Dos besos.

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  7. Las historias de potrero de barrio no se borran de la memoria ni con mil aguaceros! Hermoso texto que inevitablemente te lleva a esa infancia de puertas abiertas que disfrutamos todos. Abrazo, maestro!

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    1. Sandra:
      En mi barrio ya no quedaban potreros en la década de los sesenta, o los que había eran notoriamente insuficientes para la gran demanda. Entonces, hacíamos picados en las veredas y la calle; claro, no había tránsito.
      En cambio, en Merlo Norte, donde vivía mi abuela, había terrenos para elegir donde jugar a la pelota.
      De hecho, frente a la casa de ella, pasábamos días enteros tras una Pulpo. Y en rarísimas ocasiones con una pelota de cuero.
      Hace un tiempo, gracias a Google Earth, pude visualizar ese mismo espacio, cincuenta años después: todo estaba edificado por completo. Como dice el tango, se me piantó un lagrimón.
      Con leer a Mark Twain (o a "Dublineses", de Joyce), tendrás una idea clarísima acerca de lo que han perdido tus alumnos. Aun recuerdo el lenguaje vulgar y desenfadado de aquellos pibes de mi niñez. Éramos libres.
      Un gran abrazo, Se.

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  8. Hola Arturo
    Este retrato de familia, la que cuentas tan amenamente, de hace décadas atrás me hace recordar a mi infancia. ¡Tiempos aquellos! que hoy, en familia, se vive de manera diferente...
    La sociedad, los lugares, las posibilidades, la cultura, las personas han cambiado....y al evocarlos nacen nostalgias pero quedan recuerdos imborrables y la satisfeacción de haberlos vivido.
    No sé si los tiempos pasados fueron mejores, fueron diferentes...hoy el encanto de la vida tiene otro sabor.

    Un abrazo

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    1. Genessis:
      Nos tocó vivir un salto social inmenso. El modelo industrial, donde el requerimiento de mano de obra permitía al asalariado tener trabajo seguro y con ello un ingreso constante, ha sucumbido.
      Estamos en pleno proceso de ajuste, con reasignación de los beneficios que da la creación de valor.
      A mi modesto entender, la falta de posibilidades de ganar un sueldo suficiente para toda la familia, ha hecho que las mismas vivan un proceso de desintegración.
      En aquellas épocas existía la solidaridad, pues había abundancia como para socorrer al que -de momento- pasaba un mal rato económico. Hoy esa situación ha cambiado dramáticamente: nadie está en condiciones de soportar una comilona para todos los parientes con su módico ingreso, ni siquiera al sumar el que gana la pareja.
      Veremos a dónde nos lleva esto.
      Tal sería -para mí- la causa principal de la destruccción de aquellas costumbres, que hoy añoramos.
      Un gran abrazo.

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  9. Ola Arturo,obrigado de coração por estares presente em minha "festinha"e pelas felicitações.Foi realmente um dia que me trouxe muita felicidade.Meu querido amigo,terei o maior prazer em atender ao teu pedido.Assim que der meu marido fará o arranjo e espero corresponder á altura de Chico Buarque.....Grande abraço.

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    1. Suzane:
      Eu estarei esperando por sua interpretação, que certamente vai agradar-me muito.
      É uma bela canção, que eu sempre associá-la com o Brasil.
      Até lá!
      Um grande abraço.

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  10. No te puedo decir lindo relato es algo más profundo,porque es el sentimiento de una época de tus familias y dejas ese gran sentimiento escrito y seguro que disfrutado en cada golpe de tecla de tu ordenador de lo que vivistes con mucho amor.

    Mi cuñada nos ha hecho una vista despues de una larga temporada sin verse las hermanas,te puedo decir que han sido los cuatro dias más felices de mi esposa, recordando durante largas conversaciones en la noche,las peripecias que vivieron cuando eran niñas.

    Saludos

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    1. José:
      Muchas veces sucede que son las cuestiones de trabajo las que separan a las familias.
      En mi caso, estuve fuera de mi ciudad entre 1982 y 1990. Eso me hizo perder mucho, mucho. Perdí al abuelo junto a quien me crié; luego, mi padre perdió la salud y falleció justo en los días de mi retorno.
      Nadie puede devolverme ese tiempo perdido.
      Aquellos otros tiempos idos, en compañía de mis seres queridos, al menos me quedan en el recuerdo y en la satisfacción de haberlos vivido.
      Y estoy seguro que a muchos les ha sucedido igual...
      Un saludo cordial.

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  11. Arturo:
    Me encantó esta historia, tuve la sensación de estar leyendo uno de esos libros de historias de la primera mitad del siglo pasado. Tenían magia, como tu texto.
    También muy sentido, amigo, la verdad.
    Un abrazo.
    HD

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    1. Humberto:
      Como siempre, tan generoso con mis modestos trabajos.
      Supongo que parte de sus falencias las disimula la nostalgia de cada lector. Es común que un texto evocativo de antiguas vivencias propias logre que un lector se centre en otros temas, más íntimos.
      Para aquellos más jóvenes, espero que resulte creíble y esperanzador; al punto tal, que imaginen su retorno.
      Un gran abrazo.

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  12. Qué buen homenaje a nuestros antepasados. Digo nuestros porque yo también recuerdo esa infancia donde todo el barrio era una familia y el que más recursos tenía era capaz de compartirlos con los demás. Un mundo de abuelos, tíos, primos, primos 2º, tíos- abuelos, en fin todo un universo que giraba alrededor nuestro.
    Me ha gustado tu relato, sobre todo porque me hace evocar viejos e inolvidables recuerdos. Eres afortunado por tener ese bagaje.
    Te envío saludos afectuosos.

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    1. Antonia:
      Pues tú también gozas de la fortuna de haber vivido esos momentos. Y el recuerdo de tales reuniones en la mente de una criatura se guardan con inocencia y belleza. Lo que los hace doblemente valiosos.
      Seguramente, por aquellos días, en que eras una niña, ya estarías con tus dibujos y manchas con acuarelas.
      Sueles pintar escenas luminosas, quizás nos sorprendas con alguna pintura que muestre esas reuniones familiares. Solo tiro ideas, pues siempre me imagino cosas.
      Vaya el afectuoso saludo de un pintor frustrado.

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