jueves, 26 de enero de 2012

¿Quiénes somos?


El asunto de cambiarse el nombre de pila es un fenómeno bastante más frecuente de lo que uno se podría imaginar.

Me consta que al menos dos personas conocidas cambiaron sus nombres de manera informal para que tanto sus familiares como sus amistades (más otros con los que no tienen una relación tan cercana) los llamen por el nuevo apelativo.

No se trata simplemente de un mote o un apodo al que ellos remiten, sino que es un nombre de pila común y silvestre, aunque a veces puede ser algo rebuscado.

En todo caso, un estudioso de las conductas humanas, un fanático de la psicología o una simple chusma de barrio, podría asignar tal conducta a una inmadurez notoria del personaje. Algo de razón podría tener.

La cuestión es que —por caso— uno de aquellos conocidos que se cambió el nombre vulgar que tenía (como podría ser José) por otro para nada más sofisticado, digamos Francisco, poco ganó con el cambio.

El otro caso del que tengo noticias es más extraño aún: se llama, digamos Ernesto, pero se hace llamar por todos, Peter.

En estos casos que cito vale aclarar que no se busca adoptar un alias para ocultar su verdadera identidad, con el objeto de esconderse ante conductas reprochables o ilícitas.

¿Qué chico no fantaseó alguna vez con tener otro nombre diferente al que le endilgaron sus progenitores? Pienso que todos lo habremos hecho alguna vez, medio en serio y medio en broma, como un juego de nuestra imaginación.

Me causan pena aquellos otros que jamás emplearon sus nombres legales, salvo para trámites de ese tipo. A esta gente se la conoce por su apodo familiar, un mote carente de malicia, que siempre tenía su origen en una caricia adjetiva de la madre, o de una abuela o una tía.  Hay familiares míos (no tan cercanos ellos) de los que ignoro por completo cuál es su nombre de pila.

Si, al encontrarnos en soledad, nos llamásemos a viva voz por nuestro nombre de pila, o si lo tuviéramos, nuestro apodo, nos sentiremos terriblemente extraños al ser llamados por nuestra voz.

Por todo ello, con cierto temor, podríamos preguntarnos también: ¿quiénes somos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me interesa conocer tu opinión respecto a lo que has leído: