A todos los chicos nos agradaba el sonido que
emitían los mármoles blancos que separaban los mingitorios de nuestra escuela primaria.
Esas piezas, que en sus orígenes habrían sido
de un mármol blanco y que, debido al uso cotidiano y el paso del tiempo, se había
decolorado hacia tonalidades más amarillentas, sonaban musicalmente cuando con
nuestras pequeñas manos los golpeábamos de lado y los hacíamos vibrar.
Estos divisorios rectangulares se hallaban
empotrados en una sola de sus caras, en una pared de friso de cemento, una
superficie donde caía incesantemente un flujo de agua corriente (proveniente de
los orificios de una cañería horizontal) que —supuestamente— se encargaba de mantener
limpio el lugar.
Cuando teníamos el tiempo suficiente (y estábamos
sin la presencia de maestros o de autoridades de la escuela cerca) una cita
obligada consistía dar una carrera de punta a punta del baño, mientras golpeábamos
sucesivamente cada mármol divisorio. Sonaban de
maravilla.
Más tarde, en algunos colegios secundarios,
tuve la oportunidad de ver que varios de estos divisorios habían sido
destruidos, quizás a manos de algún desaforado que los golpeó en sus bordes, más
fuerte de lo debido, o los pateó hasta partirlos.
No hay caso, durante la adolescencia no se aprecia
la buena música.
La música se lleva dentro...incluso los latidos del corazón son música si aún haber venido a éste mundo.
ResponderEliminarBuenos días, Arturo, un beso.
Marián:
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un beso.
Durante la adolescencia,no se aprecia mucho, la verdad...
ResponderEliminarMe gustó este recuerdo que compartes. Un fuerte abrazo Arturo
Pilar V:
EliminarCreo que en la juventud todos gustamos de la mala música...
Un gran abrazo.
Me había olvidado de lo que se siente al leerte, He estado con poco tiempo, pero hoy me ha gustado volver aquí y dejarme envolver por tus relatos cálidos. Se siente nostalgia pero también vida al recordar. Que gusto leerte, y te entiendo, hay imágenes, sonidos, que quedan para siempre dentro.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Susana:
EliminarLos recuerdos bellos son nuestro capital, acumulado durante una vida.
Constituyen el único tesoro válido.
Un gran abrazo.
Ahhh, que recuerdos.
ResponderEliminarQue razón tienes, han de pasar los años para poder apreciar en todo su valor "la buena música" .
Espero que estés mejor, precioso. Desde Madrid te envío un gran Besazo.
Dolega:
EliminarAquellos paneles de mármol regalaban un agradable ruido...
La Música la conocí gracias a la orquesta sinfónica que tocó en mi colegio, cuando yo tenía trece años de edad.
Un besote.
Un recuerdo con mucha sensibilidad.
ResponderEliminarMe encantó leerte de nuevo querido Arturo.
Que estés bien, te deseo lo mejor.
Abrazo grande.
Genessis:
EliminarMuchísimas gracias.
Un gran abraz
Siempre son bonitos los recuerdos...
ResponderEliminarRecordar es volver a vivir.
Beso.
Pamela:
EliminarLos recuerdos -también- son nuestros ineludibles puntos de referencia.
Un beso.
Hola Arturo:
ResponderEliminarGracias por compartir tus recuerdos, siempre es un placer leerte.
Un Abrazo.
Muchas gracias, María.
EliminarUn gran abrazo.
Querido amigo, esto es nuevo para mi, dado que desconocía ese sonido, nunca me imagine que pudiera existir. siempre se aprende algo nuevo (o viejo) leyéndote.
ResponderEliminarUn abrazo amigaso.