martes, 21 de agosto de 2012

El protegido

I
El excesivo cuidado de sus padres hacia él lo perjudicó. Ese temor enfermizo de que a su pequeño le pudiera suceder algo malo generó un mundo de ilusión alrededor de Antonio Pedro Pazzettino.
Durante la crianza del bebé no escatimaron esfuerzos en prevenir accidentes que pudiesen causarle el menor daño o magulladura al pequeño, al que aplicaron una disciplina cuasi militar para su conducta. El hecho de que los Pazzetino fuesen una familia de posición económica acomodada, a la que le agregaban el respaldo de una supuesta ascendencia noble, en el norte piamontés, les inducía a simular un señorío y una prestancia de clase superior que era completamente falaz.
La servidumbre de esa casa prefería que -por un descuido- se les rompiese un jarrón de Limoges antes de que el niño sufriera la raspadura de sus rodillas por una caída, o se lastimase los dedos por intentar algún trabajo manual; una acción que más que ser peligrosa, tenía para esa familia el sino despreciable de tratarse de una actividad propia de la gente de las clases inferiores.
Los amiguitos de Tonito (así lo llamaban con cariño sus progenitores) solían visitar el palacete, para compartir juegos de mesa u otros apocados entretenimientos con el pequeño anfitrión. Sólo en contadas ocasiones al pequeño le era permitido ir de visita a la casa de alguno de estos niños, que pertenecían a familias tan o más ricas que la suya. Lo hacía siempre con la compañía y control del ama, doña Magdalena, una mujer italiana de mediana edad, muy responsable y culta, bien aleccionada por los padres del pequeño.
Además de asistir a la escuela más exclusiva, al chico le esperaban interminables jornadas, programadas por sus padres, donde abundaban las clases de idiomas (inglés e italiano), de piano, de dibujo y demás artes plásticas, de lectura de los clásicos y de recitado.
Afortunadamente para el pequeño Tonito, le quedaban libres unos pocos minutos por día, que dedicaba para jugar con sus rompecabezas y demás entretenimientos de salón.
Jamás accedieron esos padres a comprarle el caballo petizo que tanto deseaba. El solo pensar en las probables consecuencias de una caída desde la montura aterrorizaba a esa pareja. Se tuvo que arreglar con un caballito basculante, de madera.
Pero, Tonito era bastante ladino.
Nunca dejó de hacer travesuras, para pesadilla de la servidumbre de la casa y de Magdalena. La palabra miedo carecía de significado para él, acostumbrado a que nada malo le podría suceder.

II
Con el paso del tiempo, aquel niño de ayer se transformó en un adolescente que, motivado por la curiosidad, quiso conocer algo más del mundo, al que imaginaba como un paraíso que estaba a su disposición.
Las cosas malas que les pasaban a los demás no eran cosa de su incumbencia, se trataba de cuestiones de otros; de aquellos desdichados que quién sabe dónde vivirían y qué habrían hecho para merecer tales castigos; gente que, por tales razones, padecían las amenazas constantes de hombres malos. No era su mundo.
Pero, un día, Tonito se escapó de aquella jaula de oro donde había sido criado.
Fue una tarde primaveral, mientras paseaba por el antiguo Rosedal de Palermo, el muchachito se alejó de la vista de su ama, y fue al encuentro de un grupo de jóvenes que -como él- disfrutaban de esos primeros días de temperatura agradable. Entre esas personas estaba María de las Mercedes, una joven de una edad equivalente, con la que comenzó a conversar con entusiasmo.
Esta chica, también educada en el seno de un hogar de ascendencia tradicional, no lo conocía, ni a su familia; pero eso no resultó impedimento para que se comunicara con él. Por supuesto que en medio del grupo de sus amistades y a una distancia apreciable.
La joven había viajado junto a su familia por diversas ciudades de Europa, de modo que le contó sus experiencias a Tonito, quien se entusiasmó sobremanera por los relatos y por la muchachita: hasta entonces no había conocido a nadie que exhibiera tal dominio de la geografía, ni que hubiese viajado tanto.
De más está decir que María de las Mercedes refería de un modo grandilocuente aquellas nimiedades e intrascendencias que cualquier viaje, que se precie, ofrece al turista.
La imagen del mundo que Tonito se formó a partir de los dichos de esa chica se ampliaba en tamaño, pero no en diversidad.
Marimé (así la llamaban sus amigos) pasó a ser una de las integrantes del grupo de amistades del muchacho. De ella se enamoró y con ella experimentó el dar su primer beso.

III
Aquella mañana a Tonito lo despertó uno de los criados.
Con el rostro demudado le indicó que debía levantarse inmediatamente de la cama e ir a hacer compañía a la madre, que se encontraba en la sala de la mansión.
Hacia allí se dirigió presuroso el muchacho; al abrir las puertas de la estancia halló a su madre, sentada en el sillón más grande, rodeada por toda la servidumbre (entre la que se encontraba Magdalena, que le sostenía una mano); todos estaban en silencio, sus rostros mostraban una expresión triste y sus ojos enrojecidos presagiaban la mala noticia.
Su padre se había suicidado.
La causa de tal terrible determinación había sido la bancarrota de sus finanzas.
El futuro se presentaba incierto para la familia.

IV
Rápidamente se sobrepuso al llanto nuestro joven.
En pocos minutos ya estaba convencido de que él podría llevar adelante la empresa de salvar a su familia de la ruina; al fin y al cabo, las oportunidades sobraban para la gente como ellos.
No estaba tan errado: las amistades de su familia le brindaron oportunidades magníficas para su desarrollo personal; pero, Antonio Pedro carecía de la más mínima aptitud para esos puestos. Por fortuna, antes de que tuviesen que tomar para con él la incómoda decisión de despedirlo, el joven se les adelantaba con su renuncia, en la creencia de que ese trabajo no estaba a su altura. Mediante esta metodología desperdició, una tras otra, todas las posibilidades de progreso asociadas a empleos honestos, dignos y altamente remunerados.
Esto llevó a tener que desprenderse, poco a poco, de las pertenencias que atesoraba la familia y que se habían salvado de ser rematadas o interdictas para cubrir las deudas de su padre.
También se desprendió de él Marimé, quien encontró consuelo en Aldito Reyes Gandulio, un joven de excelente posición económica; para desgracia de Tonito, a la sazón, convertido en un nuevo pobre.
Esto llevó al joven a un profundo replanteo de su vida. Decidió que debía arreglárselas como sea, con tal de alcanzar ese lugar de privilegio que le correspondía. Decidió que lo mejor sería que diese excelentes servicios a sus relaciones y amistades.
Y vaya si cumplió, su esfuerzo por hacerse de fortuna alcanzó a verse cristalizado; su actual capital es aun mayor al de su progenitor. No hubo ningún límite ético, ni moral que se lo impidiera.
Hoy es Senador de la Nación.
   

20 comentarios:

  1. Qué bárbaro relato, Arturo,me gustó mucho.
    Bien hecho y una historia muy real.
    Saludos.

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    1. Ohma:
      Muchas gracias por tu comentario.
      Solo imaginé una posible historia personal para describir la menera de llegar a ese final de riqueza y poder.
      Saludos cordiales.

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  2. Excelente relato, le diste un toque elegante, ameno y entretenido al historial de Tonito.
    Y buen final....muchos sin esa "preparación" que tuvo de familia llegan a ese sitio de poder.
    Un abrazo Arturo.

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    1. Genessis:
      Muchísimas gracias por tu generoso comentario.
      Cierto es que Tonito, pese a perder a su padre, tuvo la buena fortuna de tener una buena formación y unos contactos importantes para lograr su desarrollo.
      Ahora, qué hizo para llegar a ese sitial de honor, es una incógnita, solo bosquejada en su carencia de límites éticos y morales.
      El cuento posee un "troyano", pues bajo una historia delicada y de gran logro personal, pese a las dificultades, esconde una de las maneras de manifestarse el poder.
      Te mando un abrazo fraternal.

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  3. Bueno, rebueno, si señor.
    Además la política es siempre un lugar donde pueden recalar los ambiciosos
    Besazo

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    1. Dolega:
      El cuento resalta el hecho de que no es necesario ser muy dotado para alcanzar puestos de relevancia. Alcanza con tener las relaciones apropiadas y alguna formación general, más la ambición y el desparpajo necesarios.
      Así nos va a los demás.
      Besos.

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  4. Me encantó leerte, escribes muy bien, tienes un talento demostrado.
    Me gustó algo, que conseguiste la medida exacta para que el lector
    se anime y siga hasta el final.
    Bien sabes de las prisas y de la poca paciencia que se tiene en este medio.
    Brillante.
    Saludos y mi admiración personal.

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    1. Inés:
      Me ha dado mucho gusto leer tu comentario. Aunque, como siempre, descreo de mis dones para esta labor. Quizás mi actitud se base en el hecho de ser demasiado exigente para conmigo.
      Tú sí que tienes sensibilidad y buena prosa. En tu blog desarrollas con gran inteligencia los temas que planteas.
      Además, hay un pequeñísimo detalle, que no pareciera tan importante y sin embargo lo es, pues que me facilita la lectura: la tipografía generosa del texto. Mi vista agradecida.
      Este escrito lo tenía sin terminar, perdido, en la incógnita de su destino; hasta que -anteayer- le eché mano y lo finalicé.
      El texto estaba empantanado en el punto en que Tonito queda huérfano y pretende recomponer la fortuna familiar...
      Recorté lo que sobraba y le dí la idea final. Espero que no se nota demasiado el salto, pues adrede aceleré las definiciones.
      Al llegar el final, el lector toma conciencia del truco empleado: el texto aparenta lo que -en verdad- no es.
      Te envío mis cordiales saludos.

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  5. De este relato maravillosamente escrito destacaría dos temas: la excesiva protección de los padres, y el afán de superación ante las adversidades.
    Tendemos a proteger a los hijos, por amor, por instinto, por miedo, sin evaluar a veces las consecuencias a largo plazo de tal comportamiento. Forjamos, levantamos, modelamos, hijos débiles y dependientes de nosotros. Pajaritos desvalidos que siempre vuelven atemorizados a refugiarse bajo nuestra falda. Pero sin querer les hacemos daño, flaco favor al fin y al cabo les hacemos con tanto amor protector. Porque al fin y al cabo la vida es dura y ellos deben saberlo. Por eso me gusta ese final, Arturo, porque tu prota, ese personaje inventado por ti, o no, ha sabido luchar y se ha esforzado, venciendo sus miedos.

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    1. Ángela:
      Tus palabras tan emotivas son la pura verdad. ¿Cuál es el límite de la protección que debemos brindar a un hijo, o una hija?
      En lo personal, sin destruir un mundo de fantasía, asociado a los juegos, siempre le hice ver la realidad de las cosas.
      Mi hija tenía solo once meses cuando, en brazos de la madre, me vio salir de mi primera hemodiálisis. Me declaro, por otra parte, responsable de malcriarla. Pero, sin ocultar nunca las verdades de esta vida y de la gente que la rodea.
      Al final, estimada amiga, los chicos son como les toca ser. El secreto es adivinar qué es lo que más les gusta a ellos, para encaminarlos en esa senda.
      Tonito, más allá de sus desgracias, tenía la pasta que se necesita para llegar a donde llegó; se superó de un modo que yo jamás aplicaría.
      Un enorme abrazo.

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  6. Magistral relato, que sigue estando y siendo una realidad de lo equivocados de los padres que aún en esta época no miran si pueden o no, pero que no les falte a su hijo el movil de ultima generación ni los más sofisticados ingenios de juegos electronicos.


    Saludos

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    1. José:
      Una obligación paternal es dar a sus hijos las herramientas que se encuentren a su alcance para que de grandes se transformen en gente de provecho.
      Más allá de que si los padres tienen, o no, el dinero para darle los gustos a sus hijos, creo que lo más importante es enseñarles el valor de ganarse el dinero necesario para adquirir aquellos bienes o servicios que son de su agrado.
      El personaje de la historia recibía mucho cuidado y bienestar, pero no se preocupaba por el modo en que le financiaban tal vida; hasta que quedó huérfano y debió ganar su propio dinero.
      Por supuesto que lo suyo era la desmesura y la codicia era el motor que lo hacía llegar a todo, sin demasiados escrúpulos.
      Saludos cordiales.

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    2. Quizás no me he explicado bien, en este mi país y el tuyo cuando lo visites es la moda que niños de 10 años ya tengan lo máximo de los adelantos tecnológicos,mi nieto me pide un ordenador que cuesta 1800 euros porque sus padres y los demás padres que conozco alimentan ese desmedido consumo de un niño.

      No se dan cuenta que son solo niños y no sacan producto a esa maquina o ese móvil solo le suben el ego.

      Saludos

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    3. José:
      Te he entendido a la perfección; entre mis reflexiones está la siguiente.

      REQUERIMIENTOS.
      Mi hija me agobia con su constante pedido de consumo, en ese otro supuesto camino hacia la felicidad.
      Trataré que aclararle la mente.

      A través de estas palabras, trato de hacer notar la manipulación a la que son sometidos los más chicos; todo en el sentido de ser elementos de presión hacia los padres, en la supuesta búsqueda de la felicidad por medio de la acumulación de bienes.
      Algo falso, ya que mi feliz niñez carecía de juguetes caros...
      Me pregunto: ¿qué pasará con esos chicos cuando crezcan y no puedan darse esos gustos absurdamente dispendiosos.
      Saludos muy cordiales.

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  7. Tonito sólo pensaba en "salvarse" económicamente y creyó que eso era vivir... vivir a otros, por eso se hizo político Ay!
    Como dice el dicho: era tan pobre que sólo tenía dinero.
    Me encantó, Arturo, como siempre! Abrazos van, maestro!

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    1. Sandra:
      Es solo un ejemplo imaginativo de uno de los inquilinos -que tienden a hacerse propietarios- del Congreso.
      Por desgracia, cuanto más buceas en los altos niveles de la escala social (me refiero a contacto con cierto grupo de personas) resulta más frecuente ver a los Tonitos; en las clases bajas, en tanto, estos personajes quedan bien pronto en evidencia y resultan segregados.
      He visto alguna persona de mucho dinero, dejar unos pocos centavos de propina a un mozo, cuando yo siempre he dado una cantidad apropiada; claro, mi primer trabajo era casi por la propina.
      Un gran abrazo, Seño.

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  8. hola entré aquí por casualidad y me ha llegado a remover lo mas profundo, gracias por compartir...

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    1. Cuando desees volver ya sabes, el blog es de libre acceso y todos son bienvenidos.
      Lamentablemente, no pude hallar tu nombre o tu nick, para así personalizar este mensaje. Espero poder hacerlo pronto.
      Un cordial saludo.

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  9. No cabe duda que supo elegir Arturo, tenía dos caminos trabajar o convertirse en político, eligió el mejor, el trabajo es para los giles. (como nosotros)
    Muy buen relato amigo.
    Un abrazo.

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    1. Luis:
      Tras sus primeros fracasos como empleado, supo que eso no era para él.
      Entonces, se le ocurrió que era mejor hacerles de representante a sus relaciones.
      De "lobbista" a Senador, sin escalas. Así es más efectivo.
      Un enorme abrazo.

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