miércoles, 9 de mayo de 2012

Ella, la primera

Al verte, con tus enormes ojos y tu sonrisa dulce, al darnos el beso de bienvenida, ya sabía que estaría feliz, junto a ti durante las próximas horas. Todos los días me sorprendías con algo nuevo.
Tu cercanía me reconfortaba, me hacía olvidar todos los afectos que dejaba tras de mí.
Al compararte con las otras, me sentía el más afortunado. Y no me causaban celos tus dulces modales para con los demás. Sabía (sin ninguna duda al respecto) que yo era el preferido entre todos.
Sabías esclarecer todas mis dudas, del modo más sencillo, con ternura, sin humillar.
Debo reconocer que tu influencia me cambió, para siempre. A partir de aquellos días comencé a descubrir nuevos mundos, nuevas realidades.
Me encaminaste en la vida…
Y pensar que nuestra relación duró escasamente nueve meses, desde la agonía estival de un marzo hasta la madurez plena primaveral de un diciembre.
A partir de entonces, no te tendría cerca jamás. Fue imposible, pasé de grado.
      

22 comentarios:

  1. ¿Es autobiográfico, Arturo?
    Porque, de ser así, la felicitación será doble, primero por la gran profesora que tuviste y segundo por el homenaje tan lindo que le has hecho.
    Un abrazo, artista.

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    1. Fernando:
      Fue un amor inocente y cándido, propio de un niño de seis años. La señorita de primer grado inferior, Ana María, recibió un pequeño que solo había jugado hasta entonces. En un mes corrido yo leía cualquier sílaba. Para entender lo que leía me llevó hasta hoy y nunca termino de aprender.

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  2. ¡Ay! El primer amor nunca se olvida. Mira que se clava dentro. ¡Menos mal que fue bonito mientras duró! :):)

    Una bonita historia Arturo.
    Besitos.

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    1. Teresa:
      Como he aclarado en el comentario previo, esos amores nunca se olvidan, pues a esa edad las mujeres mayores (todas lo eran) eran otro tipo de madres.
      Supongo que a muchos les habrá pasado algo parecido.
      Un beso para ti, también.

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  3. Una entrada muy tierna, Arturo, seguro que fue (o es)una gran persona ya que sigue inundando tu corazón de nostalgia.

    Un beso.

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    1. Ángela:
      Aquella maestra era muy dulce y paciente; corría 1959 y los alumnos éramos pocos.
      Aun tengo la fotografía del curso y la de ella conmigo y el malogrado Robertito Cantizano, mi compañero de banco. No quise utilizar tal foto para no hacer obvio el relato.
      Un cándido beso, Ángela.

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  4. Me extraña, Arturo. El secreto era repetir de grado :)

    Un lindo homenaje a la maestra de la que todos los niños hemos estado enamorados.

    ¡Saludos!

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    1. Sergio:
      Precisamente, eso es lo que hizo mi tío Cacho con su maestra de tercero. Al final, aprobó y pasó de grado por orgullo, cuando mi madre le dijo que "el año próximo te alcanzo"
      Un abrazo.,

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  5. Si existen profesores que te dejan una gratissima huella y jamás en la vida los puedes olvidar.

    A mi me ocurre con el teniente que tuve han pasado no sé catropecientos años y aún me acuerdo de D.Amador Tevar Saco.

    Es bueno poder recordar esos pasajes vividos con entusiasmo.

    Saludos

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    1. José:
      Es un proceso natural el de buscar referentes, mentores, guías. Gente que nos ayude a ganar seguridad en nosotros mismos.
      Sus ejemplos de vida, su ética y su moral las tomaremos por valederas y serán lo que influirá por siempre en nuestros modos de pensar y actuar.
      Un saludo, José.

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  6. Esas sonrisas dulces, nunca se olvidan…
    Tus letras están llenas de ternura ¡Me encanta!

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    1. Yuliannys:
      Y pensar que sus manos envolvieron y guiaron a las mías durante las primeras letras que hube escrito...
      Te envío entonces una caricia en el alma, por tus bellas palabras de aliento.

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  7. Que lindo Arturo, volver a la escuela y encontrar a aquella mujer que nos marcó en la vida cual si fuera una madre.
    Yo recordé a dos, la de primero superior y la de quinto.
    Gracias por ese hermoso momento.
    Un abrazo amigo.

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    1. Luis:
      Lo pensé como una evocación, lo clasifiqué arbitrariamente como una anécdota y resultó ser una evocación, para cada lector. Curioso juego de sentimientos y razón.
      El agradecido soy yo.
      Un abrazo.

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  8. ARTURO. yo siempre tube la fantasía de enamorarme de algún profesor,lástima que los que me tocaron me ponían en penitencia por charlatana y por jugar en clase.
    tu relato , una ternura ...me emocioné al leerte
    cariños!

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    1. Meryross:
      A mí jamás me ponían en penitencia. Una de las primeras cosas que aprendí es que la travesura para ser disfrutada al ciento por ciento, debía ser impune.
      No hace muchos años atrás, cuando nos reunimos a rememorar años pasados con mi hermano menor y -tentados por la risa- sacamos a relucir las diabluras que hacíamos, mi vieja dijo: "y yo que me creí que eran dos santitos".
      Respecto a la anécdota, vale aclarar a todos, que alguna vez fuimos tiernos y cándidos pequeños.
      Mi feliz saludo para ti.

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  9. Qué tierno, Arturo! Creo que a cualquiera que le preguntes se acuerda sin dudar de su primer maestro.
    Enseñar a leer de la nada es una de las tareas más gratificantes que puedan existir. Doy fe.
    Saludos van!

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    1. Sandra:
      Da por seguro que más de un niño habrá visto en vos a una segunda madre. Y sus afecto habrá sido -al menos- como el del pequeño Arturito.
      Un beso, Seño.

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  10. Ah, eso no nos pasa a las nenas. La mayoría de los docentes primarios son mujeres!

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    1. Malena:
      Yo creo que en realidad sí les pasa a las niñas.
      No es hasta que algún par "te aviva" que comenzás a ver la relación de las personas como algo más profundo y complicado.
      A los cinco, o seis años, en la maestra se te representa una segunda madre, o una tía más, si es que ya tuvieses alguna. Eso significa amor a esa edad.
      Están frescos en la mente las palabras bueno y malo, con su correlato de amado y odiado.
      Luego, el tiempo y el sexismo de la sociedad de consumo te exacerban el deseo y el disfrute carnal, todo en un entorno posesivo. Pero, eso ya es otra cosa.
      Un cordial saludo.

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  11. Hermoso relato. Yo tuve la dicha de encontrarme y compartir con mi profesora de primaria (monja)hace unos meses. 50 anios despues, maravillosa esxperiencia.

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    1. Marilyn:
      He tenido conocimiento que aquellas maestras suelen recordar a la pequeña personita que hoy -ya mayor- está enfrente de ellas.
      ¿Nos verán acaso como fuimos siempre, o como pretendemos ser ahora?
      Me alegra que hayas tenido la oportunidad de encontrarte con ella.
      Un beso de Primer Grado Inferior para ti, Marilyn.

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